domingo, 25 de octubre de 2015

Cómo decirle 'no' a su jefe y que parezca 'sí'

Negarse es necesario para la autoestima, pero a veces cuesta. Aplique fórmulas camufladas


Por: Francisco Gavilán


La mayoría de nosotros ha tenido que enfrentarse alguna vez a una petición a la que no tuvimos el valor de negarnos pese a que contrariaba nuestros más íntimos deseos. O a alguien con autoridad sobre nosotros que nos ordenó algo que sabíamos que debíamos rechazar. O a algún amigo o familiar que nos pidió un favor desmedido que nos sentimos obligados a hacer. Todos hemos vivido situaciones parecidas y hemos sentido la dificultad de decir “no”.

Cuestión de ciencia
Esta dificultad se puso de relieve hace años en el conocido experimento realizado por el psicólogo Stanley Milgram, de la Universidad de Yale. El objetivo de la prueba era medir la disposición de los participantes para obedecer órdenes de una autoridad, aun cuando estas entraran en conflicto con su conciencia. Milgram ordenó a un grupo de estudiantes que aplicaran shocks eléctricos a otro grupo ubicado en otra sala cada vez que no respondieran correctamente a ciertas preguntas. El nivel de las descargas se incrementaba progresivamente a pesar de los gritos de dolor (simulados) de los sujetos examinados. La mayoría de los que infligían este castigo fueron incapaces de negarse cuando el investigador les ordenaba que aumentaran la dosis hasta niveles que podían casi matar a una persona.

Los grandes personajes que lograron algo importante en la vida fueron personas que en vez de decir "sí", dijeron "no"

Aunque la mayoría de la gente, seguramente, no se habrá encontrado en tan dramática tesitura, la dificultad de decir “no” en situaciones cotidianas todavía crea bastante ansiedad en muchas personas que se sienten culpables si dan una negativa a cualquier petición, favor o ayuda que alguien les pida. Lo demuestra el continuo éxito de ventas que tiene desde hace décadas el libro Cuando digo “no” me siento culpable (Debolsillo), del psicólogo clínico Manuel J. Smith, de la Universidad de California, Los Ángeles. Todo un síntoma de que son numerosas las personas que aún necesitan aprender técnicas asertivas para reforzar su propia identidad y facilitarles cómo decir “no” sin sentir culpabilidad cuando la negativa sea la respuesta deseada por ellas.

Freud apuntó en La interpretación de los sueños que el inconsciente no conoce el concepto de la negación o lo negativo. El inconsciente es todo impulso, deseo inmediato satisfecho, libertad. El “no” nunca aparece en su vocabulario. La capacidad para negar, según Freud, debe entonces pertenecer a otra parte de la mente; por eso, muchas veces, resulta difícil decir conscientemente “no”.

Modos de negarse

A la hora de decir “no”, lo más adecuado es no dar excesivas explicaciones porque, de hacerlo, puede parecer que estamos dando excusas.
Además, la principal táctica asertiva es ofrecer alternativas a nuestra negación, basadas en la frase “No, pero…” al estilo de las que propone Adam Grant, profesor de la Wharton Business School.
1. “No puedo hacerte esto ahora; pero, es muy probable que mañana sÍ”.
2. “No puedo satisfacer tus deseos; sin embargo, puedo hacerte esto otro, si quieres”.
3. “Lo siento, pero tengo un compromiso”.

Sin embargo, dar una negativa es un derecho que todos tenemos, y, a la vez, una habilidad que es necesario aprender con la práctica. Decir “no” es una reafirmación de la personalidad y de la propia identidad. “Todos los grandes personajes del mundo que lograron algo importante en la vida fueron personas que, en vez de decir ‘sí’, dijeron ‘no’ cuando recibían propuestas que no coincidían con sus ideales de ética, bondad o crecimiento personal”. Al menos, así lo dejó dicho Spinoza. Si no sabemos negarnos a algo que no deseamos hacer, nos sentiremos incómodos en muchas situaciones. Y, en consecuencia, nos llevará a hacer cosas en contra de nuestra voluntad que, en palabras del psicólogo Tomás Navarro, nos disgustarán y nos hará sentir inferiores por ceder nuestra voluntad a los deseos de los demás y arriesgarnos a ser manipulados y chantajeados.

Con esta actitud, está en juego el respeto que nos debemos a nosotros mismos puesto que afecta a la autoestima. Para protegernos de esta debilidad es básico analizar las emociones que nos impulsan a atender siempre peticiones o favores: miedo a que los demás nos dejen de querer o se enojen; a parecer egoístas o malas personas; a sentirnos culpables; a decepcionar; o a crear un conflicto en la relación personal.

Si somos capaces de eliminar estos miedos, nos sentiremos más valiosos por saber expresar negativas que reforzarán nuestra personalidad.

¿Le gustaría aprender a dar negativas sin arriesgar sus relaciones de pareja, de amigos, filiales o con sus compañeros de trabajo? Resulta perfectamente compatible querer agradar a los demás y defender sus propias opiniones o deseos. Este aprendizaje produce beneficiosos efectos en nuestra personalidad –tal como manifestó Freud–, al tiempo que también evitamos que nos hagan peticiones indeseadas. Poner límites a las demandas de los demás –y a nosotros mismos– nos hace la vida más soportable. Un primer paso es descubrir que existe una gran diferencia entre querer complacer a todas las personas cuando uno no debe y ayudarlas cuando uno puede. Porque lo que sí está claro a estas alturas es que nunca se puede agradar a todos.

Fuente del Artículo:elpais
 

lunes, 19 de octubre de 2015

5 tips de liderazgo de los sobrevivientes de los Andes


¿Qué harías en una situación límite? ¿Te apagarías o permitirías que las circunstancias adversas te ayudaran a desarrollar el líder que tienes dentro?


Por Martha Elena Violante
09-10-2015


Se ha hablado mucho de las diferentes formas de liderazgo, así como de la posibilidad de desarrollarlas para explotar el potencial personal y el de la gente de su equipo. Pero a decir de Steve Farber, autor del libro “Greater Than Yourself”, hay un tipo de "liderazgo extremo" que se da en situaciones límite y que lleva a los individuos a dar más de lo que creen posible. Algo similar a lo que hicieron los sobrevivientes del Accidente de los Andes en 1972
Hace unos años tuve la oportunidad de asistir a una conferencia de Carlitos Páez, sobreviviente del accidente. Recordé esta charla porque el 13 de octubre se cumplen 43 años de que el vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya se perdiera en una de las cordilleras más inhóspitas del mundo. Páez narró cómo un avión con 40 pasajeros relacionados con un equipo de rugby y cinco tripulantes, se estrelló en la cordillera de los Andes entre Chile y Argentina. Los sobrevivientes se mantuvieron con vida por 72 días después de que se cancelara la misión de rescate. Fue gracias a que dos de sus miembros, Nando Parrado y Roberto Canessa, cruzaron la cordillera que al final fueron rescatados.  
Maze, empresa de coaching para equipos de trabajo, asevera que una situación extrema es aquella en la que la toma de decisiones críticas podría significar la diferencia entre la vida y la muerte. Por su parte, Farber explica que el liderazgo extremo permite que las personas desarrollen características de liderazgo, difíciles de forjar en una situación normal.
Muchos de nosotros hemos visto la película “Viven”. Nos fascinan las historias de supervivencia en condiciones extremas, como la de los 33 mineros chilenos atrapados en el derrumbe de la mina de San José en 2012, la odisea de Sir Ernest Shackleton y sus 27 hombres durante dos años en el Polo Sur, y por supuesto, la travesía de los jóvenes atrapados en el frío de las montañas andinas.
Quisiera compartirte algunas de las lecciones de liderazgo que obtuve de la experiencia de Carlitos Páez y que pueden serte útiles al forjar tu primer equipo de trabajo.
1. Pon a tu gente en primer lugar: debes recordar que por ser jefe, debes ser el primero en servir.
Desde los Andes: durante la odisea, el capitán del equipo de rugby, Marcelo Pérez, tomó la responsabilidad de los sobrevivientes y empezó a organizar el racionamiento de la comida y las labores necesarias para mantenerse con vida. Cabe destacar que en ese momento no tenía más de 25 años.
2. Ser flexible con las tácticas: es posible que tu equipo tenga un objetivo del que no se puede despegar, pero recuerda que no existe solo un camino para lograrlo.
Desde los Andes: aunque el motivo de supervivencia era primordial, los jóvenes tuvieron que tomar decisiones que sabían serían difíciles de interpretar para el mundo exterior, como optar desesperadamente por comer carne humana para subsistir.
“La nuestra, es una historia donde desafiamos el ‘No’. La negativa la tuvimos cuando el avión se cayó; cuando cancelaron la búsqueda empezamos a plantearnos la manera de rescatarnos a nosotros mismos y luego cuando la avalancha nos dio el último de los golpes, nos reusamos a morir”, aseguró Páez en su conferencia.
3. Elige a tu gente con cuidado: es indispensable escoger a las personas indicadas para los trabajos correctos.
Desde los Andes: los miembros del equipo de rugby eran muchachos universitarios que estudiaba diferentes carreras; esto permitió que cada uno ayudara como podía tras la tragedia. Se dividieron en dos equipos: los Expedicionarios, que buscaban rutas de salida, y los Trabajadores, que eran los que se encargaban de la supervivencia diaria.
 “Había tres estudiantes de primer semestre de medicina y ellos asumen su papel como médicos y lo hacen de tal manera que se empiezan a convencer que son médicos de verdad. Roy Harley iba en el primer año de ingeniería y fue quien armó la antena para escuchar el radio”, indicó el conferencista.
4. Mantén el optimismo frente a la adversidad: es indispensable conservar vivo el espíritu de tu equipo en los momentos de crisis para evitar el derrotismo.
Desde los Andes: “Antes del día 10 estábamos en actitud de espera, pero cuando avisaron que cancelarían la búsqueda, mi amigo Gustavo Nicolich me dijo: ‘Te tengo una buena noticia, ya no nos buscan. Eso quiere decir que ahora dependemos de nosotros y no de los de fuera para vivir’”.
5. Predica con el ejemplo: se trata de saber que lo que le pides a tu equipo es lo mismo que tendrás que entregar, sin importar tu rango.
Desde los Andes: la historia de los uruguayos es considerada un milagro por los sacrificios que los jóvenes tuvieron que hacer por igual, sin importar su historia o condición social.
 “La gran palabra de nuestra historia es ‘Actitud’; cuando dejamos de sobrevivir y esperar un rescate, empezamos a vivir. Cuando se toma una decisión, por difícil que sea, se abre una oportunidad”, aseveró Páez.

Fuente del artículo: soyentrepreneur.com


10 razones por las que los mexicanos cambian de empleo



10 razones por las que los mexicanos cambian de empleo Búsqueda de empleo. (Foto: Reuters.)
Por: Nayeli Meza Orozco /Capital Humano

Entre las principales motivaciones para ir en busca de nuevas oportunidades laborales están la mejora salarial, un mejor ambiente, trabajar con un jefe bien preparado y mejores prestaciones.

El salario sigue siendo la principal razón de los mexicanos para cambiar de empleo. Pero el desarrollo profesional y emocional también son alicientes importantes para hacer un cambio.

“El salario es importante, pero el salario emocional también lo es. La remuneración nunca pasará de moda, pero los profesionistas ya tienen otras motivaciones para cambiar de empleo”, aseguró Fernando Calderón, vicepresidente de Servicios Profesionales de la Asociación Mexicana de Internet (Amipci) durante la presentación del Estudio Búsqueda de Empleo por Internet 2015.

La metodología del análisis se construye con información proporcionada por 5,540 internautas en territorio nacional, a través de una encuesta en línea con el método de Entrevista Auto-administrada por Comoutadora (CAWI, por sus siglas en inglés), en los meses de junio y julio de 2015.

El reporte de la asociación revela que 66% de los profesionales que participaron en la encuesta fueron hombres, mientras que 34% mujeres, con un rango de edad de 18 a 40 años.

Sergio Carrera, vicepresidente de Investigación de la Amipci, aseguró que las cinco categorías de empleo más populares son: ventas, puestos de administración, contabilidad, TICs y manufactura. Esto puede explicarse porque: “la remuneración en estas áreas, en la mayoría de los casos, suelen ser mayores y ofrecen mejores prestaciones.”


Las 10 razones

A continuación, te compartimos las 10 razones por las que los mexicanos deciden cambiar de empleo, según la encuesta de Amipci.

Sueldo: 89%
Ambiente laboral: 87%
Trabajar con un jefe experimentado y con reputación: 81%
Prestaciones: 73%
Oportunidades de desarrollo profesional:  69%
Posición en el mercado de la empresa: 65%
Cultura y valores organizacionales: 59%
Balance entre el trabajo y vida personal: 39%
Nivel de estrés del rol de trabajo: 35%
Reputación del CEO/director general: 32%

Fuente del artículo:  forbes.com.mx

domingo, 11 de octubre de 2015

10 cosas que NO debe hacer un líder


Como líder, hay algunas actitudes que deberías evitar si no quieres crear un equipo de trabajo conflictivo, fragmentado o poco motivado.

Por SoyEntrepreneur


¿Estás al frente de un equipo? Tienes una gran responsabilidad por delante. Como líder, hay algunas actitudes que deberías evitar si no quieres crear un equipo de trabajo conflictivo, fragmentado o poco motivado. Toma nota:

Fomentar la división entre sus empleados
Tu rol como jefe es, además de dirigir, fomentar la cooperación y el trabajo en conjunto. Así que olvídate de excluir a algunos miembros de tu equipo. Todo, hasta lo más “bobo”, cuenta: si saldrán a comer, invita a todos; si rifarán algo en equipo, considera a todos. ¡Es algo básico, pero sumamente importante!

Participar en chismes (o peor aún, generarlos)
Involucrarte en rumores de pasillo es de las peores cosas que puedes hacer en el trabajo. Si eres jefe de un equipo, mucho peor: lo único que haces es fomentar que tus empleados hagan lo mismo, y crear un ambiente de trabajo tenso. Mantente alejado de las críticas y los chismes y actúa como el líder que eres.

No reconocer el trabajo de su equipo
Es cierto, los líderes son los responsables últimos de que las cosas salgan bien… Pero los empleados son quienes hacen que las cosas sucedan. Si tu equipo entregó buenos resultados, reconócelos y asegúrate de que los demás lo sepan. No hay nada más desalentador que un jefe que se adjudica todos los méritos.
Mostrar preferencia por algún empleado
Quizá valores mucho el trabajo de algún empleado dedicado, o haya otro que te haga reír a carcajadas. O quizá uno de ellos sea un buen amigo. Sin embargo, existe una regla de oro: en la oficina, todos deben ser tratados por igual. Lo único que conseguirás al mostrar tu preferencia por alguien será desmotivar al resto de tus empleados.

Criticar el trabajo de otros jefes
¿Los otros jefes no hacen bien su trabajo? A menos que su desempeño afecte directamente tu trabajo, no te corresponde gritarlo a los cuatro vientos. Esta actitud denota prepotencia y falta de madurez. ¿Y qué no las principales cualidades de todo líder deben ser humildad y responsabilidad?

No involucrarse en los procesos de su equipo
Cuidado: no confundas “confiar plenamente en el trabajo de tu equipo” con desentenderte de los procesos de trabajo. Como líder debes estar siempre pendiente de todo lo que sucede en tu área. Eso de dirigir desde las alturas, sin saber cómo se hacen las cosas desde abajo, es propio de un dictador, no de un líder auténtico.

No motivar a sus empleados para que aprendan cosas nuevas
Un líder siempre debe impulsar a sus empleados a crecer en su profesión, y esto implica enseñarles cosas nuevas… o, por lo menos, no cerrarse al aprendizaje. Muchos jefes creen que sus empleados “ya saben lo suficiente”, y ni siquiera se molestan en incorporar nuevos aprendizajes.

Cerrarse a nuevas ideas "porque ya saben qué funciona"
¿Para qué aprender a usar las nuevas tecnologías si la máquina de escribir funciona perfectamente bien? Estando al frente de un equipo, es tu responsabilidad abrirte a los cambios e incorporarlos en tus procesos de trabajo.
Relacionado: Cómo evitar ser un líder irresponsable

Transmitir su negatividad y apatía al resto del equipo
No estás de acuerdo con las decisiones tomadas “desde arriba”, crees que tus jefes son unos ineptos, que nadie hace bien su trabajo y que, básicamente, todo se derrumba lentamente. No transmitas esta mentalidad negativa a tus empleados si no quieres que tengan los ánimos por los suelos. Lo que debes transmitirles siempre es seguridad, tranquilidad y confianza.

No trabajar
Suena familiar… ¿cierto? No son pocos los jefes que creen que ya “trabajaron lo suficiente” para “llegar hasta donde están”, y que ahora el “trabajo duro” les corresponde a otros. ¡Gran error! Si eres de los que se limitan a dar órdenes y no se ensucian las manos trabajando como sus empleados, tus habilidades profesionales seguramente dejan mucho que desear. Además, lo más probable es que tus empleados te maldigan en silencio.

Fuente del Artículo: soyentrepreneur

Desarrollo de Carrera

Pareces muy original pero... ¿eres de verdad tan bueno como dices?

POR TINO FERNÁNDEZ MADRID

Algunos van de 'diferentes' y basan su marca personal en excentricidades o poses que, en ocasiones, venden. Pero no se puede olvidar que diferenciarse es hacer algo mejor que el resto... y demostrarlo.


En más ocasiones de lo que suele ser deseable hay que sufrir a aquellos que deciden ser diferentes en el terreno profesional (o que se esfuerzan por parecerlo), y que hacen uso de ciertas excentricidades, rarezas o poses distintivas que venden en muchas organizaciones más que la verdadera eficacia. En la sociedad -y por supuesto en el ámbito profesional-, se dan ciertas dosis de papanatismo que llevan a fijarse en aspectos que no tienen que ver con la solidez, el valor añadido, la eficacia o la relevancia real. Parece contar mucho más la apariencia, las formas, el envoltorio o la simple visibilidad.

Todo esto puede convertirse en una estrategia ganadora si lo que pretendes es destacar. Pero cabe preguntarse si esta pantalla profesional es suficiente y qué ocurre cuando el diferente y obsesionado por ser distinto olvida que lo importante son los objetivos que se han de conseguir.

Están los que rara vez saludan, pero todo el mundo acepta esta rareza porque son verdaderos fenómenos en su trabajo; o aquellos que llaman la atención con su forma de vestir, o sus formas inapropiadas y excéntricas... Nadie les dirá nada, porque ese toque de color en la oficina lo da un crack (supuestamente) en su trabajo. Debes tener cuidado con lo que dices, porque te expones a una respuesta humillante o maleducada del "diferente". Pero todo vale con estos individuos. Son calificados como profesionales agresivos y exigentes, y eso suele justificar sus salidas de tono.

En el caso de los jefes, muchos son una leyenda por quedarse siempre hasta el final, e incluso se admite que puedan llamarte a cualquier hora del día o de la noche para alguna tarea que consideren muy urgente. Esto no hará más que alimentar su leyenda de "profesional distinto". En general, todos viven en una eterna pose de originalidad que les distingue del resto.

En esto, como en casi todo, hay estudios que lo prueban y certifican: una investigación de la escuela de negocios de la Universidad de Harvard revela que "destacarse de manera distintiva puede brindar un aire de presencia e influencia". Recientemente, The Wall Street Journal hacía referencia a otros estudios publicados en los que la conclusión resultante es que ser o ir de diferente puede beneficiar a ciertos profesionales en determinadas situaciones, porque ajustarse a las normas es fácil y seguro, pero aquel que esté dispuesto a desviarse puede obtener ciertas ventajas.

En realidad, no hay nada de malo en tratar de conseguir que te perciban como alguien mejor que el resto de competidores. Incluso es loable preguntarse qué somos capaces de hacer mejor que los demás, buscando la respuesta profesional adecuada. En un mundo profesional sobreestimulado hay que llamar la atención como sea. De nada sirve ser útil, fiable y sintonizar con tu mercado, empleador o jefe si eres invisible. La clave está en reinventarse de manera regular, pero todo esto puede terminar mal si no adoptas la estrategia adecuada:

Esforzarse por ser distinto en el ámbito laboral es hoy una necesidad, ante la evidencia de que hay profesionales muy preparados para cumplir con lo que demandan las empresas, y se hace necesario hallar una forma de sobresalir.
No basta con que se fijen en ti, y no se trata simplemente de llamar la atención: si generas expectativas estás obligado a convencer y a aportar valor. Lo contrario puede ser sólo interpretar el papel de "distinto" y convertirte en un personaje que, en realidad, no tiene contenido y que difícilmente tendrá recorrido profesional.
Saber venderse y la apariencia pueden ser una ayuda. En igualdad de condiciones, es un valor añadido. Lo que no vale es poner las apariencias en el primer lugar de los criterios de selección. Ten en cuenta que la habilidad de venderse bien no dura para siempre. Puede que haya un impacto inicial, pero que los resultados no acompañen, y que aquel que no había conseguido venderse bien, se revele finalmente como muy bueno en lo profesional al analizar sus logros.
Eficacia frente a simple apariencia
La primera condición que debe cumplir un producto, un candidato o un empleado para ser elegido, es ser útil. La clave es generar resultados o, en su defecto, conseguir transmitir la impresión de que puedes conseguirlos. Y eso nos lleva a la confianza. De poco sirve decir que eres el mejor candidato para ocupar un puesto o que te mereces ascender más que tus compañeros si no ofreces pruebas de que haces lo que prometes. Para conseguir esa confianza, lo mejor es que hablen bien de ti o que ofrezcas pruebas de que has hecho o puedes hacer aquello que aseguras. La etiqueta de experto o de que eres un 'crack' en algo no te la pones tú. Lo serás cuando una masa suficiente de personas te defina de esa manera, y eso va a ser más probable cuantas más veces hayas demostrado tu capacidad de resolver problemas. Debes tener un número determinado de casos de éxito que te avalan, porque no eres experto hasta que no tienes un bagaje que te reafirma.

Fuente del Artículo: expansion

5 hábitos que destruyen tu liderazgo


Si tienes alguna de estas actitudes, es momento de cambiar y buscar nuevos comportamientos que motiven a tu equipo

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Por Larry Alton13-04-2015

Ya seas un emprendedor, supervisor o sólo el director de un equipo dentro de una empresa, tus habilidades de liderazgo dictarán al final tu éxito o fracaso profesional. Como líder, puedes trazar un camino que te lleve a una meta y que inspire a tu equipo de trabajo, pero, si te equivocas, puedes comprometer la dirección del grupo y dejar una huella negativa.

Muchas veces los malos hábitos se interponen en el camino de un líder efectivo. Estos son algunos de los peores hábitos que pueden comprometer tu habilidad para dirigir:

1. Aislarse. Hay muchas formas de alejarte de todos. Puedes hacerlo en la oficina enfocándote en tu trabajo o emocionalmente no dejando que la gente se te acerque.

De cualquier forma, aislarte puede provocar dos cosas: a) genera resentimiento. Si te aíslas de tus trabajadores, éstos te percibirán como un desconocido en lugar de ser parte del equipo, lo cual afectará la comunicación. b) Te distanciará del trabajo que se está haciendo, lo que puede interferir con tu habilidad de enfocarte en el trabajo.

2. Establecer la dirección. Esto es bueno, es lo que hacen los buenos líderes. Pero ser muy estricto pude causar mucho daño a tu credibilidad y capacidad para dirigir.
Muchas veces, los líderes se obsesionan con la idea de que son responsables de los resultados y, en un esfuerzo de tener el control, crean planes estrictos que su equipo debe ejecutar. Si estableces un plan sin escuchar a tu equipo, puedes perderte algunas claves que de otra forma te llevarán a mejores soluciones.

También pueden provocar resentimientos o desmotivar a tus trabajadores, lo que disminuirá la productividad y la cantidad de ideas. De la misma forma, si la dirección de tu plan es demasiado firme, pierdes la oportunidad de adaptar el plan cuando surjan problemas. La flexibilidad siempre es importante.

3. Enfocarse en las tareas diarias. Hay dos formas en las que los líderes se enfocan en las tareas diarias, la primera es personal, la segunda como un supervisor. Personalmente, si pasas todo tu tiempo preocupándote por las cosas no tan importantes, nunca tendrás la oportunidad de pensar realmente en los problemas y metas que enfrentas como grupo. Como resultado, nunca podrás reflexionar, cambiar o hasta ponerle dirección a tus iniciativas. Si te sientes muy saturado, delega algunas de tus responsabilidades.

Como supervisor, enfocarte mucho en las actividades diarias de tus trabajadores puede ser un problema. Te hace ver como un microgestor y puede irritar o molestar el flujo de trabajo de tus empleados. Encuentra a gente en tu equipo en la que puedas confiar y que termine el trabajo.

4. Poner excusas. En una posición de liderazgo, pocas veces tienes la posibilidad de poner excusas para los pequeños errores, pero, cuando ves los resultados finales de tu campaña o enfrentas un problema recurrente del que no puedes librarte, es fácil encontrar formas de racionalizar lo que pasó.
Inventar excusas no es lo mismo que encontrar una causa fundamental; lo que se debe hacer es rastrear el verdadero origen de un problema y eliminarlo.

5. Trabajar muy duro. Muchos líderes deben lidiar con el peso de sus equipos, trabajan muchas horas, evitan los descansos y hasta se quedan despiertos toda la noche. Aunque eso te ayude a cumplir una fecha de entrega o terminar algo que te urge, al final destruirá tus habilidades como líder.

La falta de sueño puede afectar tu enfoque, concentración y hasta la salud física. Si no descansas, eso te quitará la oportunidad de deshacerte del estrés, te hará más irritable y serás menos productivo. Tómate el tiempo para relajarte, tu equipo lo sentirá también.

Fuente del artículo:soyentrepreneur.com