Existen numerosos factores que determinan el éxito o fracaso. Algunos no dependen de nosotros, ya que se encuentran en nuestro entorno, pero otros muchos sí podemos modificarlos. La suma de hábitos diarios insignificantes pueden conducirnos al fracaso sin darnos cuenta. Por ello es importante el autoconocimiento, observar nuestros actos y analizar nuestros hábitos y costumbres. Ser impuntual, tener pensamientos negativos, aplazar tareas o no revisar tu correo electrónico con la frecuencia que deberías, pueden ser señales de estar más cerca del fracaso de lo que piensas.
El diccionario de la RAE define el fracaso como resultado adverso de una empresa o negocio. Para evitarlo, es necesario renunciar a los hábitos diarios que nos conducen al infortunio.
Las realidades que preceden al fracaso de un negocio o aventura emprendedora son, entre otros:
Las emociones, ya sean positivas o negativas, terminan contagiándose. Si eres negativo tus empleados o compañeros de trabajo terminaran por darte de lado. ¡Pensar en positivo te hará actuar en positivo!
La impuntualidad es un síntoma de falta de interés y de compromiso. Intenta llegar unos minutos antes para demostrar que te importa lo que haces.
Ya lo dice el refrán “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”. Evita postergar tus tareas teniendo una planificación realista. Si nos distraemos y no realizamos las tareas a diario, no alcanzaremos los objetivos y esto nos llevará al fracaso.
Si estás preocupado por algo, actúa sobre ello rápidamente. Evita acumular numerosas preocupaciones en tu cabeza, de esta manera reducirás el estrés y la ansiedad.
Escuchar las opiniones de tu círculo social más próximo puede mejorar tu crecimiento personal y profesional .
Cualquier mentira puede poner en peligro la confianza y el respeto que los demás tienen en nosotros.
Que algo funcione no quiere decir que no necesite mejoras. Aplicar la teoría de la mejora continua (Lean manufacturing) a nuestra vida diaria puede evitar que fracasemos.
No atender periodicamente tu correo electrónico puede hacerte perder oportunidades importantes, como reuniones o entrevistas, para mejorar tu situación laboral.