lunes, 22 de diciembre de 2014

Gracias, por caminar con nosotros este 2014





Gracias, a todos los que compartieron con nosotros este 2014. En el recorrido por los senderos del conocimiento, en donde los más  comprometidos siempre quieren saber más, y las enseñanzas de que cada fracaso es una nueva oportunidad para volver a empezar con más inteligencia.

Este año nuevamente inspiramos y despertamos las ganas de expresar creatividad y conocimiento a través de nuestras actividades académicas,  que estuvieron acompañadas de logros profesionales y personales de nuestros alumnos. Ya que el conocimiento es una aventura que debe tener siempre un final feliz. 

Somos seres humanos en los que habitan muchos otros seres, todos con un gran apetito seductor, tenaces y pacientes, inconformistas, rebeldes, hacedores, seres en movimiento. Seres que quieren ser reconocidos, para sentirse presentes allá donde deben estarlo. Jugamos por que somos conscientes de que el juego es también parte fundamental del aprendizaje serio. Experimentamos un inmenso placer en un mundo lleno de muchas clases de belleza. No hay un sólo canto de pájaro, una sola clase de pino, una sola clase de lobo. No puede haber tampoco una sola clase de niño, de hombre o de mujer. 

Somos de muchos tamaños, colores, formas y condiciones. Estamos atentos para reconocer almas silvestres dentro de sus múltiples disfraces, Hacemos lo que debemos hacer y dejamos huella. Nos concentramos con los ojos del alma y podemos ver tesoros en muchísimos lugares... hasta en escenarios  de naufragios de barcos piratas.

Jamás nos olvidamos que el conocimiento mejora la mente y conocer la mente mejora la educación. Sabemos contemplar actuaciones propias y ajenas con distintas miradas, bajo nuevas luces que iluminan zonas en penumbra, pero que nunca deslumbran.

Porque no hay seres extraordinarios, sino solo hace falta que te lo creas. 

"la religión  de todos los hombres debería ser aprender a  creer en si mismos"
krishnamurti

Así también  agradecemos a todos y cada uno de nuestros catedráticos, por el profesionalismo  y compromiso que demuestran para cada una de las actividades académicas. A nuestro equipo administrativo, por su gran pasión. Así como a todos quienes apoyan, nuestra labor desde trincheras muy humildes pero no menos importantes o a quienes en ocasiones pasan imperceptibles en el anonimato pero su presencia esta. A todos ellos Muchísimas GRACIAS.......

Y  por supuesto a  nuestros actores principales y razón de ser,  nuestros alumnos que en su mayoría se centran en el sector salud desempeñando una labor vital y loable desde el espacio donde se encuentran, así como a los diferentes profesionales que nos acompañan buscando su desarrollo y crecimiento  a través de nuestras propuestas académicas.

Nuestro agradecimiento a la máxima casa de estudios, Universidad Nacional Autónoma de México por nuestro aval académico UNAM, que brinda su confianza a nuestra trabajo y calidad académica.

Para todos nuestros amigos y alumnos y ex-alumnos  queremos hacer la siguiente reflexión:

Esta es una de las preguntas más importantes que puedes hacerte antes de comenzar este nuevo año 2015. ¿Cómo quieres definir el éxito?
La sociedad, la familia y los amigos tratarán toda la vida de definir lo que el éxito debe ser para ti. El gran error que puedes cometer es vivir tu vida para cumplir las expectativas de otro y luego llegar al final de tus días y darte cuenta que la escalera que subías estaba en la pared equivocada.
Luego que definas lo que es éxito  para ti necesitarás hacer intercambios: decirle “no” a algunas cosas para poder decirle “si” a otras. No vas a poder tener “éxito” en todo. Simplemente asegúrate que tienes éxito en lo que definiste previamente.
Por ahora, te invito a  que te tomes un tiempo en definirla.
Para forzarte a definir lo que éxito significa para ti.....
estamos seguros que este 2014 estuvo lleno de éxitos pero también de tropiezos o fracasos. Probablemente ganaste o perdiste algo o a alguien.
El 2014 estuvo lleno de satisfacciones y momentos especiales, pero también de luchas, barreras y caídas.
¿Qué aprendiste de las caídas?
Aprender de nuestros fracasos es lo mejor que podemos sacar del 2014. A continuación te dejo 3 verdades sobre el fracaso:
  • No existe éxito sin fracaso: Nadie continuamente gana, nadie continuamente tiene éxito. El camino al éxito no es fácil. El camino al éxito es en subida todo el tiempo.
  • El fracaso crea semillas dentro de ti: Tu decides si estas semillas son negativas (desánimo, depresión, etc.) o son positivas (carácter, humildad, pensamiento creativo, madurez, etc.)
  • El fracaso sólo te hace un fracasado si haces de las excusas tus aliados.
Para esta Consultoría y su equipo por ahora, en este fin de año brindamos por que en cada uno encienda el fuego del conocimiento y la pasión por mejorar desde nuestro ámbito y hacerlo cada día mejor, y expresamos nuestros mejores deseos para todos y cada uno de ustedes con quienes compartimos,  estamos compartiendo y compartiremos. En este andar  tenemos la oportunidad de dar un borrón y cuenta nueva preparandonos para recibir el nuevo año. Con la ilusión acompañada de la pasión  y el firme propósito de enfrentar nuevos retos al  aprender, desaprender y reaprender, nuevas lineas de acción y así ofrecer un mejor servicio. Planificando nuestro proyecto para este nuevo año 2015, asegurarnos que sea un gran año lleno de retos e innovación. Estando siempre a la vanguardia de las necesidades de capacitación de los profesionales y su desempeño, a través de nuestro sistema de trabajo acompañado del coaching.  




Nuestra reflexión contienen fragmentos de publicaciones de @anajeferreriro y @víctorhmanzanilla.



Alberto Burgos Luengas                                                            Jovita Torres Rivera
     Director General                                                                          Director Académico

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Communicards. Una baraja para aprender comunicación.


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Presentamos hoy una herramienta de apoyo muy útil para entrenar y mejorar una de las habilidades profesionales fundamentales: la comunicación. El ser humano, es fundamentalmente un ser comunicador, y en ello se ha basado nuestro progreso evolutivo. Pero como ocurre con muchas habilidades “naturales”  tanta es la familiaridad que se nos olvida que, además de tenerlas de nacimiento, son susceptibles de mejorar. Por ejemplo, respirar o andar,  son habilidades naturales, pero si las entrenamos podremos hacer de ellas una ventaja diferencial profesionalmente hablando, como hacen deportistas, cantantes, modelos, actores, que en sus respectivas preparaciones entrenan habilidades como respirar o andar.
En el mundo de los negocios la habilidad con mayúsculas es LA COMUNICACIÓN. Comunicarse bien ayuda a progresar en los negocios. Por ello, es fundamental el desarrollo constante de esta habilidad, ya sabemos que lo que no se entrena, se pierde. Las habilidades no son estables.
Pero entrenarse no siempre es divertido, muchas veces nos encontramos con situaciones, de formación o de preparación de comunicación en las que echamos de menos algo más ameno que un manual, una lista de revisión o una matriz de consejos.
Para ayudar en este sentido, nacen las Communicards, una baraja de cartas  bilingües (son simétricas y están en ingles y español) que trabajan 5 dimensiones de la comunicación. Entre ellas, las tres fundamentales propuestas ya por Aristóteles: Logos (Lógica), Pathos (Emoción) y Ethos (Ética) y a las que se añaden otras dos que cada vez tienen mas peso en nuestros tiempos: Agora (el lugar) y Chronos (el tiempo).
Cada una de estas dimensiones, Communicards nos la transforma en palos de una baraja. Así pues tenemos 5 palos en esta baraja y dentro de cada uno tenemos 10 cartas, una carta 0 con la definición y otras 9 cartas con elementos a considerar en cada dimensión. Por ejemplo en el caso de la lógica hemos de considerar: Objetivo de la comunicación, Contenidos, Estructura, datos, etc …
En cada carta aparece un título con el elemento al que hace referencia y tres preguntas sobre ese elemento, para que te puedas reflexionar a la hora de diseñar una presentación, realizar un evento, una campaña u otra acción de comunicación. Cada carta actúa como un coach haciéndote preguntas.
Se pueden utilizar de varias formas, como juego, se podrían adaptar juegos tradicionales de cartas y jugar de tal modo que las personas se van familiarizando con las dimensiones de la comunicación y sus elementos. Por ejemplo se puede jugar a las familias, a alguna versión el pocker o a lo que nuestra creatividad nos diga. También se puede jugar en solitario. De esta forma vamos conociendo y recordando cada concepto.
Por otro lado, las podemos usar como herramientas de trabajo, revisando las cartas y las preguntas que contienen para ver que elementos nos faltan  o cuáles nos podrían ayudar para el diseño de comunicación que estamos preparando o entrenando. En este caso, un modo divertido es plantearlo como un Tarot, para ver qué nos puede deparar el futuro en la comunicación.
Fuente del artículo

martes, 4 de noviembre de 2014

El Valor de la Experiencia ha Cambiado


profesional polivalente El Valor de la Experiencia ha Cambiado
La experiencia en general está sobrevalorada. En concreto, el tipo de experiencia en el que la mayoría de las personas está pensando cuando usa esta palabra, está muy sobrevalorada. Hablaré de “experiencia tradicional” para referirme en lo sucesivo a este tipo concreto de experiencia porque, como vamos a ver a continuación, hay distintos tipos de experiencia y el valor de cada uno de ellos es también distinto. Veamos cuáles son:

Experiencia tradicional

El motivo por el que tantas personas valoran la “experiencia tradicional” es que mucha gente sigue anclada todavía en paradigmas del pasado, en concreto, en modelos mentales en los que la experiencia sí tenía un valor muy superior al actual.
Hasta hace solo unas pocas décadas, la mayor parte de los trabajos era de naturaleza esencialmente manual. En este contexto, cuando la calidad del resultado de una actividad depende de la destreza o de la habilidad manual, la experiencia importa.
En las actividades con un fuerte componente manual, sean éstas profesionales o no, la práctica, entendida como repetición, es el principal camino hacia la mejora. Por ejemplo, tocar el violín, jugar al baloncesto o tapizar sofás son actividades cuyos resultados suelen mejorar con la práctica.
Por tanto, es lógico esperar que, cuando se trata de una actividad manual, a más experiencia, mejores resultados.
Por otra parte, casi siempre es necesario, o al menos deseable, un mínimo de experiencia para prácticamente cualquier actividad. Pasar del conocimiento teórico al conocimiento aplicado precisa de experiencia. Esta es una realidad que todos conocemos ya que, cuando empezamos a hacer algo nuevo por primera vez, generalmente lo hacemos peor que cuando lo hemos hecho varias veces, es decir, que cuando hemos adquirido cierta experiencia haciéndolo.
El problema es que el valor que aporta la “experiencia tradicional” se ve rápidamente afectado por la ley de los rendimientos decrecientes, es decir, que cada nueva unidad de experiencia que se añade a la experiencia ya existente aporta un valor menor que la unidad anterior.
La consecuencia de aplicar la ley de rendimientos decrecientes a la “experiencia tradicional” es que, una vez llegamos a un cierto nivel, la experiencia adicional, por mucha que sea, no aporta prácticamente ningún valor a la ya existente.

Experiencia diversa

La “experiencia diversa” es el resultado de cambiar intensidad por amplitud, es decir, reducir la intensidad de la experiencia en un campo o actividad concretos y ampliar el número de campos o actividades en los que se tiene experiencia.
La principal ventaja de la “experiencia diversa” frente a la “experiencia tradicional” es que es más eficiente en el uso de nuestros recursos, ya que minimiza el impacto de la ley de los rendimientos decrecientes. Si en lugar de seguir incrementando la experiencia en un campo o actividad en el que la “experiencia adicional” va a aportarnos ya muy poco valor, invertimos ese tiempo y atención en otros campos o actividades, el valor de nuestra experiencia total aumentará.
Por ejemplo, imaginemos dos personas con 15 años de experiencia trabajando en una organización. Una de ellas ha trabajado los 15 años como comercial. La otra, empezó trabajado 5 años como técnico, instalando y reparando los equipos que fabrica la organización. Luego pasó otros 5 años trabajando en atención al cliente. Finalmente, lleva 5 años trabajando como comercial. ¿Cuál de las dos personas cuenta con una experiencia más valiosa?

Experiencia complementaria

La “experiencia complementaria” es la que se obtiene cuando “la experiencia diversa” abarca campos o actividades que están relacionados entre sí, de tal forma que contar con experiencia en cada uno de ellos aumenta considerablemente el valor de la experiencia que se tiene en los otros, ya que se producen sinergias.
Por ejemplo, uno de los mayores retos que me encontré durante mi etapa profesional en Recursos Humanos, fue cubrir una posición concreta para una nueva unidad de negocio que acabábamos de crear. Se trataba de una posición de “Bioinformático”, es decir, necesitábamos una persona con un doctorado en Biología que dominara con soltura el manejo de grandes bases de datos (tipo Oracle) y que además contara con una base sólida de experiencia en Estadística. Tardamos casi 10 meses en encontrar una persona con este tipo de experiencias complementarias. ¿Cuánto crees que vale este tipo de experiencia?

Experiencia competencial

La “experiencia competencial”, junto con la “experiencia complementaria”, son las dos experiencias que van a ser más valiosas en un futuro a muy corto plazo. Me atrevería a apostar que la “experiencia competencial” aún más que la “experiencia complementaria”.
El valor de la “experiencia competencial” reside en que además del valor intrínseco de la experiencia en sí, posibilita la rápida incorporación de nuevas experiencias en tiempo récord. Esto es así porque se ha logrado convertir la adquisición de experiencias diversas o complementarias en un hábito, por lo que cada nueva experiencia es más fácil de incorporar que la anterior.
Por ejemplo, una persona experta en programar que aprende un nuevo lenguaje de programación cada par de años, además de seguir utilizando los que ya conoce. Esta persona no solo cuenta con el valor de la experiencia programando en los lenguajes que ya sabe, sino que ofrece un valor adicional, tan importante o más que el anterior, que es la capacidad para aprender a programar en un nuevo lenguaje de forma casi inmediata. En otras palabras, aprender nuevos lenguajes de programación es para ella un hábito, es decir, ha desarrollado una competencia que consiste en “adquirir rápidamente experiencia en programar con nuevos lenguajes”.
En una ocasión, cuando era el Director de Formación de HP Servicios, necesitaba una persona que me desarrollara una herramienta web en un trimestre. La herramienta tenía que desarrollarse, por una serie de razones, en ASP. De los muchos candidatos con experiencia en ASP que entrevisté, no me convenció ninguno. Sin embargo, sí que me convenció uno de ellos que no sabía programar en ASP, aunque sí programaba en media docena de lenguajes distintos. Durante la entrevista, le pregunté si sería capaz de aprender el suficiente ASP en un mes como para desarrollar con un mínimo de calidad y rapidez una herramienta web sencilla. Me dijo que sí. Le dije que iba a parar temporalmente el proceso de selección y que en un mes le haría una prueba práctica para que me demostrara lo que había aprendido de ASP. Si lograba pasar la prueba, el puesto sería suyo. Pasó un mes, hizo la prueba y la superó. ¿Cuánto crees que vale esta experiencia?

Conclusiones

La llegada del trabajo del conocimiento ha supuesto una revolución en múltiples campos. Pocas cosas son lo que eran hace tan solo unas décadas. La experiencia es una de ellas.
En un mundo en constante cambio, el valor se llama adaptabilidad. En consecuencia, tu experiencia vale en la medida que aumenta tu adaptabilidad. Por eso, tener mucha o poca experiencia, si es sobre una única cosa, es cada vez más irrelevante para el trabajo del conocimiento.
La experiencia es indispensable porque sin experiencia no hay conocimiento aplicado. Pero una vez superado este umbral de experiencia, la ley de los rendimientos decrecientes hace que tenga poco sentido seguir aumentándola.
En su lugar, la diversidad de experiencias, idealmente a través de experiencias complementarias o, mejor aún, el desarrollo de una “experiencia competencial”, son los tipos de experiencia que van a ser realmente valiosos, ya que el valor de la experiencia ha cambiado.
Fuente del artículo

miércoles, 22 de octubre de 2014

Me despido de ti, ANSIEDAD

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Querida ansiedad:
He decidido escribirte esta carta porque tengo algo importante y urgente que contarte. He pensado mucho en ello y ya estoy decidida. A pesar de llevar tantos años de relación, ha llegado el momento de despedirme. Creí estar enamorada de ti, por todo lo que me hacías sentir cada vez que anticipaba negativamente mi futuro y aparecías de repente. Me llenabas de sensaciones que me aceleraban y me cegaba de amor. Se me hacía un nudo en el estómago, me sudaban las manos, el corazón me empezaba a palpitar tan rápido de la emoción que hasta pensaba que podía darme un infarto, me faltaba el aire, temblaba y muchas veces hasta me bloqueaba.
Me ponía tan nerviosa tu presencia que ¡tenía dificultad hasta para hablar! Recuerdo que me intentaba sentar ¡y no podía!, daba vueltas y vueltas de un lado a otro y es que, tuve que sentir mucho por ti por que, en muchas ocasiones, hasta me quitabas el sueño y apetito. Estaba convencida que se trataba de amor. Pero ahora me doy cuenta que estaba equivocada. Con todas esas sensaciones me estaba desgastando y comencé a ver los inconvenientes.
Para poder verte tenía que estar continuamente anticipando consecuencias negativas que, encima, no acerté en el 95% de las situaciones. Tenía que imaginar auténticas películas de terror que solo estaban en mi cabeza y que desconocía si sucederían o no, y mientras tanto, se me iba mi presente y yo sin disfrutar del día a día. Aún así… tengo que reconocerte que he aprendido mucho gracias a ti, como que:
– Por mas que lo intente nunca tendré la certeza al 100 x 100 de lo que ocurrirá. Tengo que quitarme la manía de intentar controlarlo todo. Debo de dejar de intentar conocer todas las respuestas por que la vida puede cambiar las preguntas en cualquier momento. El futuro es una incertidumbre con la que debo aprender a vivir. Gracias a ella existen las sorpresas, lo inesperado, esos pequeños motivos que hacen que mi vida no caiga en una rutina. Si supiera todo lo que va a pasar, la verdad que… ¡me resultaría aburrido!
– Ahora me voy a centrar en disfrutar de mi día a día, de los pequeños detalles que, a lo largo de estos años, han pasado desapercibidos por estar pendiente de ti y anticipando situaciones negativas tan solo para que aparecieras. A partir de hoy, hay un antes y después en mi vida, porque, voy a enfocar mi atención en disfrutar del mi PRESENTE para crear un gran FUTURO y desde allí recordar un inolvidable PASADO.
Posdata: Espero que no te lo tomes mal después de tanto tiempo. Se que no tienes maldad y no entiendo porque suelen hablar de ti con miedo y te evitan. En realidad solo eres sensaciones con las que intentas salvarme y hacerme reaccionar cuando veo que se acerca un peligro. Pero ya no quiero anticipar más. Cuando llegue el río buscaré el puente. Cuando llegue el problema, buscaré la solución pero antes no. Se que puedo convivir contigo, porque he aprendido a manejarte, pero ahora mimo prefiero no hacerlo.
Fuente del artículo
 

Cómo evitar los malentendidos

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Imagínate que existiera un pequeño truco para reducir los malentendidos. Es difícil de que desaparezcan al 100 por cien, lo sé, pero imagina que algunos al menos se evitan. ¿Y en qué podría consistir dicho truco? En verificar si nuestras interpretaciones son realmente hechos. Así de simple. Veamos algún ejemplo para explicarlo mejor.
Suponte que es viernes y has tenido una discusión con alguien en la oficina, con algún vecino o con algún compañero de la universidad. Te has enfadado. No ha sido una discusión acalorada, pero lo suficiente para haberte molestado. Llega el sábado y te encuentras a esta persona por la calle. Le saludas y él o ella no lo hace. Hasta aquí, todos son hechos. El problema es que la mente no se queda tranquila con los simples hechos, comienza a elucubrar y a escribir su propio guión de película. El motivo ya lo hemos comentado alguna vez. Nuestro cerebro está preparado para la supervivencia, pero no para la felicidad. De este modo, tenemos tendencia a comprender los motivos para preverlos en un futuro aunque sea inventándonoslo. Por supuesto, hay algunos que resultan más expertos que otros, ya sabemos. El proceso es muy sencillo:
Del hecho “no me saludó” paso a la interpretación de: “me ignoró cuando le saludé”. Es decir, ya presupongo que la otra persona no ha querido decirte nada. Pero el guión de nuestra película solo está empezando.
  • De la interpretación pasamos a intentar comprender las causas: “Está claro que fue por la discusión del otro día y etc., etc…” Ya comenzamos a alejarnos de la realidad.
  • Como además, buscamos controlar el futuro, pasamos al capítulo de la generalización: “Siempre que me enfado con él, se pone así”…
  • Y como es de imaginar, tomamos una decisión para acometer en el futuro: “La próxima vez le saludará otro…” o decimos expresiones peores. 
Y quizá la otra persona simplemente no te vio porque es miope y no llevaba gafas.
Pues bien, este proceso mental es lo que Argyris denominó la “escalera de inferencia”, porque nos alejamos de la realidad. Cada pensamiento que no se ciña al hecho es un peldaño para sufrir nosotros. Y aunque a veces intuimos cosas, en muchas otras ocasiones, creamos en nuestra cabeza guiones que luego no se cumplen y que nos hacen daño. Por ello, si fuéramos capaces de romper la escalera, podríamos recuperar un poco más de tranquilidad a nuestra querida cabeza.
¿Cómo evitar las escaleras de inferencia? Lo primero de todo es distinguir un hecho de una interpretación. De lo que ocurre a lo que yo opine hay un trecho que pueden ser de milímetros o de metros, dependiendo de nuestra “creatividad” o de la intensidad emocional que incorporemos.
Segundo, si hay dudas, pregunta. A veces no lo hacemos por timidez o por orgullo, pero quizá el sabor amargo sea peor que cualquiera de los motivos anteriores.
Otra alternativa es de nuevo tomar la decisión. Insistir. Quizá no te haya oído.
Y por último, evitar generalizaciones. Es poco recomendable irse al mundo del “siempre, nunca”. Es un trampa mental que hace mucho daño.
En definitiva, nuestra mente también es un músculo que se puede entrenar. Cuando nos ocurren ciertos contratiempos, si no paramos de darle vueltas, podemos sufrir en exceso. Por ello, es mejor verificar si estamos en el camino correcto, reducir nuestras interpretaciones, evitar generalizaciones o la búsqueda de causas que quizá no existan y, por supuesto, poner un poco de templanza a nuestras acciones. En este punto, me gusta la síntesis que hacía Santa Teresa:
“La mente es la loca de la casa”. Y, muy posiblemente, tenga razón en buena medida de nuestros contratiempos.
Fuente del artículo:
 

martes, 7 de octubre de 2014

7 soluciones para salir de un bloqueo profesional



Te sientes estancado, paralizado, las ideas no fluyen, ¿qué te pasa? Hay 7 razones para tener un bloqueo, pero también 7 salidas y un experto las explica.

7 soluciones para salir de un bloqueo profesional

Si no sabes qué hacer o cómo hacerlo, puede ser que estés bloqueado. Te decimos qué hacer y bajo qué situaciones.

28-07-2014
POR: TATIANA GUTIÉRREZ
Seguramente te ha pasado o peor aún, ¡te está ocurriendo! Tienes un proyecto que exige toda tu creatividad y las ideas no fluyen. O quieres cambiar de empleo pero no te decides. Sabes que puedes hacerlo o dar el paso. Es una oportunidad por la cual incluso has estado trabajando y nada. Las musas, musos o ideas inspiradoras simplemente no llegan. te sientes paralizado. Esto es lo que conocemos como bloqueo profesional.
De acuerdo con Marta Morón, directora de mujerlider.es, un bloque genera sentimientos de impotencia ante la paralización – ya sea por miedo o por indecisión-, y trastoca la vida laboral de los profesionistas si no sabemos cómo detectar sus causas y actuar en consecuencia. 

1. Falta de motivación

La motivación es fundamental para despertarnos con un propósito diario. Cuando esta no existe o ha desaparecido, nuestro cerebro no recibe el estímulo necesario para realizar las cosas. Entonces ocurre el ‘bloqueo’ que trunca nuestras metas. 
Solución. Evalúate de manera periódica, los expertos recomiendan que, mínimo, anualmente realices una revisión de las metas y propósitos que te hayas puesto, analizando los avances y los baches que hayas tenido, esto te ayudará a redireccionar o encontrar nuevos motivos. 

2. Decisiones importantes

Los bloqueos también suelen aparecer por nerviosismo a una mala decisión, al sentir que nuestro futuro o que el siguiente paso depende de ello. 
Solución. Lo primero que debes entender es que el éxito no está garantizado, explica la también coachprofesional. Una vez que esto se haya comprendido, el siguiente paso es acudir con un consejero –hablar con un jefe, un familiar o un mentor puede ayudar-; después asegúrate de tomar tu propia decisión y una vez consciente de ella podrás ver cómo todo toma claridad y fluyen las ideas. 

3. Estancamiento profesional

Todos hemos pasado por ahí, cuando sientes que ya nada nuevo se atraviesa en tu vida profesional y que no existen opciones de crecimiento. 
Solución. La experta recomienda tomar una vacaciones. Asegúrate de que la decisión que tomes sea objetiva y no por estrés o alguna situación que te esté incomodando. Si llegaste a la conclusión de que estás estancado(a), entonces es momento de cambiar de aires de manera inteligente. No renuncies antes de concretar algo, es muy importante que tengas estabilidad durante el proceso de cambio. 

4. Lo que tienes es… miedo

En un gran número de veces lo que sucede no es un bloqueo, sino miedo. Cualquier reto o situación nueva puede generarlo, lo importante es saber cómo levantarse y avanzar. 
Solución. Es como cuando te subes por primera vez a la montaña rusa, o cuando te avientas de un paracaídas, la sensación puede llegar a superarte, pero una vez que lo hayas hecho, la siguiente vez el miedo desaparecerá. ¡Ojo! Si el miedo es incontrolable, siempre existe la opción de acudir con un profesional de la psicología o al coaching, no dejes de lado esta alternativa. 

5. Crees que ya lo probaste todo

¡No es cierto! Siempre existen soluciones alternas, así que eso de no encontrar la solución es una mentira para conformarte. 
Solución. Busca ayuda, un profesionista debe retarse constantemente, es cierto, pero también debe aprender a saber cuándo necesita ayuda para lograr sus objetivos.

6. ¿Cambiaste de opinión?

Te sientes bloqueado(a) porque lo que haces ya no es lo que realmente quieres hacer. No hay problema, siempre existe un plan B.
Solución. Deja a un lado la opinión de los demás y sigue tus instintos, pero tampoco creas que lo puedes hacer siempre y bajo cualquier  circunstancia, debes tener claro que tomar una decisión así puede traer grandes consecuencias. Si necesitas consejos, búscalos. 

7. Nuevos retos

Por eso de la importancia de autoevaluarnos periódicamente, es importante tener retos o metas que se estén renovando continuamente, esto nos ayuda a estar motivados y a buscar mejorar en tu vida personal o profesional. “Plantéate cual podría ser tu nueva meta, escribe en un papel cuales podrían ser, evalúa el esfuerzo y la satisfacción de conseguirlas, y elige la que más se adapte a tu situación actual”, indica Morón. 
¿Qué haces cuando estás bloqueado? ¿Cuáles son los consejos que brindas y las problemáticas más comunes de un bloqueo?

Fuente del artículo:

Contenido seleccionado por: Jovita Torres, para CDEINHsc

martes, 30 de septiembre de 2014

Por qué el mundo necesita menos empatía (sí, leíste bien)

La empatía puede hacernos creer que al “sentir el dolor del otro“ lo estamos ayudando, además de que el sentimiento puede ser pasajero y hacernos sentir mejores sólo por el hecho de sentirlo 


empathy 

Según el psicólogo Paul Bloom, el mundo necesita menos empatía. ¿Pero qué es realmente la empatía? La palabra está en boca de todos: Barack Obama la utiliza para denunciar el “déficit de empatía” de nuestros tiempos, y el filósofo Roman Krznaric la lleva un paso más allá para recomendarnos no sólo “sentir” empatía sino rebelarnos vitalmente a través de ella para combatir la apatía generalizada desarrollándola activamente; los estudios sobre cómo la empatía mejora nuestras relaciones interpersonales abundan, al igual que aquellos que nos previenen de perderla.

A grandes rasgos, la empatía es ponerse en el lugar del otro. ¿Pero cómo realizamos este movimiento? Para el filósofo Walter Benjamin, la empatía es una coartada imaginaria para colocarnos a nosotros mismos en el lugar de los vencedores, usurpando el derecho de contar la historia de los vencidos. Existen expresiones patológicas de la empatía, como el Síndrome de Estocolmo, tal vez porque la empatía y la violencia comparten los mismos circuitos neuronales.
Para Bloom, el problema de la empatía reside en que las expresiones empáticas se demues
tran coyunturalmente, es decir, sólo por casos individuales, mientras que dejamos los casos genéricos sin atención. Un ejemplo de esto puede ser la empatía que sentimos con una persona sin trabajo, mientras que nos deja indiferentes el hecho de que la tasa de desempleo en general se mantenga al alza.

Además, algunos estudios demuestran que nos es más fácil empatizar con aquellas personas de nuestra misma raza, así como con personas que encontramos atractivas, por lo que la empatía puede servir también para perpetuar –aunque con cierta inocencia—formas veladas de discriminación. En términos económicos, la empatía puede servir para que la gente done dinero a causas caritativas con las que las corporaciones deducen impuestos (como el Teletón en México), utilizando el sentimentalismo con fines lucrativos en lugar de denunciar y cambiar las formas en que está construida nuestra sociedad.
El filósofo Slavoj Žižek también ha demostrado esto al hablar del café en Starbucks. Todos sabemos que realmente el café de Starbucks es malo, o al menos que no es tan bueno como dice ser; pero lo que justifica los altos precios de sus productos no es la supuesta calidad de su materia prima, sino el hecho de que estamos dispuestos a pagar una “cuota de empatía” en cada producto. Dicho de otro modo, compramos empatía, no café. El subtexto de comprar este café, según Žižek, es que no compramos solamente café sino la paz mental de sentir que estamos ayudando a los agricultores en países tercermundistas, en lugar de luchar e involucrarnos políticamente para mejorar sus condiciones de vida. 

La empatía es el opio de la sociedad capitalista.
Existen contextos donde la empatía puede resultar contraproducente. Para los entrevistadores laborales, la empatía personal con un candidato puede resultar en la elección de una persona poco apta para el puesto –y si la persona que nos entrevista no es empática con nosotros y esto influye en su juicio, es posible que no seamos contratados. Un punto de vista meritocrático puede ser más objetivo en este caso.

Externar nuestra solidaridad no siempre mejora las condiciones de otras personas (ser empático implica necesariamente tratar de ponerse en el lugar del otro, pues llamamos “autocompasión” a la empatía que sentimos con nosotros mismos cuando nos vemos como si fuéramos otros). La empatía puede llevarnos a la trampa de creer que somos mejores personas solamente por “sentirnos mal” por las condiciones laborales de los obreros en México o China, pero no a movilizarnos políticamente en favor de ellos.

Para Bloom, lo que el mundo necesita no es mayor empatía sino compasión, que define como un sentimiento más racional, “un amor más distanciado, amabilidad y cuidado por otros”. En este sentido, preferimos que un médico sea racional, distante y profesional, en lugar de ser empático y ponerse a llorar con nuestros problemas. Lo mismo aplica para la famosa distancia que deben guardar los psicoanalistas con sus analizados.

Como conclusión, podríamos decir que ponernos en los zapatos del otro nos ayuda a ver el mundo desde un punto de vista diferente, pero que ponernos en nuestros propios zapatos nos da la posibilidad de ayudarlos en términos reales. Toda la empatía del mundo no logrará terminar con el hambre, el calentamiento global o la desigualdad en todas sus formas si no logramos convertirla en acción.


Fuente del artículo;


Contenido seleccionado por: Jovita Torres, para CDEINHsc


lunes, 22 de septiembre de 2014

Dirección, No Perfección


El refrán "lo perfecto es enemigo de lo bueno" ahora tiene respaldo científico.

viernes, 12 de septiembre de 2014

La envidia y el Síndrome de Solomon

La envidia y el síndrome de Solomon

En 1951, el reconocido psicólogo estadounidense Solomon Asch fue a un instituto para realizar una prueba de visión. Al menos eso es lo que les dijo a los 123 jóvenes voluntarios que participaron –sin saberlo– en un experimento sobre la conducta humana en un entorno social. El experimento era muy simple. En una clase de un colegio se juntó a un grupo de siete alumnos, los cuales estaban compinchados con Asch. Mientras, un octavo estudiante entraba en la sala creyendo que el resto de chavales participaban en la misma prueba de visión que él.
Haciéndose pasar por oculista, Asch les mostraba tres líneas verticales de diferentes longitudes, dibujadas junto a una cuarta línea. De izquierda a derecha, la primera y la cuarta medían exactamente lo mismo. Entonces Asch les pedía que dijesen en voz alta cuál de entre las tres líneas verticales era igual a la otra dibujada justo al lado. Y lo organizaba de tal manera que el alumno que hacía de cobaya del experimento siempre respondiera en último lugar, habiendo escuchado la opinión del resto de compañeros.
La respuesta era tan obvia y sencilla que apenas había lugar para el error. Sin embargo, los siete estudiantes compinchados con Asch respondían uno a uno la misma respuesta incorrecta. Para disimular un poco, se ponían de acuerdo para que uno o dos dieran otra contestación, también errónea. Este ejercicio se repitió 18 veces por cada uno de los 123 voluntarios que participaron en el experimento. A todos ellos se les hizo comparar las mismas cuatro líneas verticales, puestas en distinto orden.
Cabe señalar que solo un 25% de los participantes mantuvo su criterio todas las veces que les pre­­guntaron; el resto se dejó influir y arrastrar al menos en una ocasión por la visión de los demás. Tanto es así, que los alumnos cobayas respondieron incorrectamente más de un tercio de las veces para no ir en contra de la mayoría. Una vez finalizado el experimento, los 123 alumnos voluntarios reconocieron que “distinguían perfectamente qué línea era la correcta, pero que no lo habían dicho en voz alta por miedo a equivocarse, al ridículo o a ser el elemento discordante del grupo”.

A día de hoy, este estudio sigue fascinando a las nuevas generaciones de investigadores de la conducta humana. La conclusión es unánime: estamos mucho más condicionados de lo que creemos. Para muchos, la presión de la sociedad sigue siendo un obstáculo insalvable. El propio Asch se sorprendió al ver lo mucho que se equivocaba al afirmar que los seres humanos somos libres para decidir nuestro propio camino en la vida.
Más allá de este famoso experimento, en la jerga del desarrollo personal se dice que padecemos el síndrome de Solomon cuando tomamos decisiones o adoptamos comportamientos para evitar sobresalir, destacar o brillar en un grupo social determinado. Y también cuando nos boicoteamos para no salir del camino trillado por el que transita la mayoría. De forma inconsciente, muchos tememos llamar la atención en exceso –e incluso triunfar– por miedo a que nuestras virtudes y nuestros logros ofendan a los demás. Esta es la razón por la que en general sentimos un pánico atroz a hablar en público. No en vano, por unos instantes nos convertimos en el centro de atención. Y al exponernos abiertamente, quedamos a merced de lo que la gente pueda pensar de nosotros, dejándonos en una posición de vulnerabilidad.

El síndrome de Solomon pone de manifiesto el lado oscuro de nuestra condición humana. Por una parte, revela nuestra falta de autoestima y de confianza en nosotros mismos, creyendo que nuestro valor como personas depende de lo mucho o lo poco que la gente nos valore. Y por otra, constata una verdad incómoda: que seguimos formando parte de una sociedad en la que se tiende a condenar el talento y el éxito ajenos. Aunque nadie hable de ello, en un plano más profundo está mal visto que nos vayan bien las cosas. Y más ahora, en plena crisis económica, con la precaria situación que padecen millones de ciudadanos.
Detrás de este tipo de conductas se esconde un virus tan escurridizo como letal, que no solo nos enferma, sino que paraliza el progreso de la sociedad: la envidia. La Real Academia Española define esta emoción como “deseo de algo que no se posee”, lo que provoca “tristeza o desdicha al observar el bien ajeno”. La envidia surge cuando nos comparamos con otra persona y concluimos que tiene algo que nosotros anhelamos. Es decir, que nos lleva a poner el foco en nuestras carencias, las cuales se acentúan en la medida en que pensamos en ellas. Así es como se crea el complejo de inferioridad; de pronto sentimos que somos menos porque otros tienen más.

Bajo el embrujo de la envidia somos incapaces de alegrarnos de las alegrías ajenas. De forma casi inevitable, estas actúan como un espejo donde solemos ver reflejadas nuestras propias frustraciones. Sin embargo, reconocer nuestro complejo de inferioridad es tan doloroso, que necesitamos canalizar nuestra insatisfacción juzgando a la persona que ha conseguido eso que envidiamos. Solo hace falta un poco de imaginación para encontrar motivos para criticar a alguien.

El primer paso para superar el complejo de Solomon consiste en comprender la futilidad de perturbarnos por lo que opine la gente de nosotros. Si lo pensamos detenidamente, tememos destacar por miedo a lo que ciertas personas –movidas por la desazón que les genera su complejo de inferioridad– puedan decir de nosotros para compensar sus carencias y sentirse mejor consigo mismas.
¿Y qué hay de la envidia? ¿Cómo se trasciende? Muy simple: dejando de demonizar el éxito ajeno para comenzar a admirar y aprender de las cualidades y las fortalezas que han permitido a otros alcanzar sus sueños. Si bien lo que codiciamos nos destruye, lo que admiramos nos construye. Esencialmente porque aquello que admiramos en los demás empezamos a cultivarlo en nuestro interior. Por ello, la envidia es un maestro que nos revela los dones y talentos innatos que todavía tenemos por desarrollar. En vez de luchar contra lo externo, utilicémosla para construirnos por dentro. Y en el momento en que superemos colectivamente el complejo de Solomon, posibilitaremos que cada uno aporte –de forma individual– lo mejor de sí mismo a la sociedad.



"La conformidad es el proceso por medio del cual los miembros de un grupo social cambian sus pensamientos, decisiones y comportamientos para encajar con la opinión de la mayoría”
(Solomon Asch)


 Fuente el País, ver artículo completo: http://elpais.com/elpais/2013/05/17/eps/1368793042_628150.html

Contenido seleccionado por: Jovita Torres, para CDEINHsc




domingo, 7 de septiembre de 2014

4 factores que provocan un clima laboral negativo



 4 factores que provocan un clima laboral negativo

Son muchos los factores y variables que conforman el clima laboral de una organización, en este caso haremos referencia a 4 de estos factores que provocan un clima organizacional negativo:

 Comunicación: La falta de comunicación vertical y horizontal, o una comunicación sesgada donde no se informa suficientemente a los empleados de los cambios que tienen lugar en la empresa, de la situación de la misma, se transforma en una falta de confianza en los altos cargos y en sus decisiones. Los trabajadores comienzan a sentirse desplazados, fuera de lugar y desciende su compromiso con los objetivos organizacionales.

Reconocimiento del trabajo: En muchas organizaciones los superiores sólo dan feedback a los empleados cuando hacen algo mal. No reconocer nunca el trabajo bien hecho por un trabajador, minará su motivación, dejará de sentirse cómodo al realizar esa actividad, no tendrá ganas de acudir a su puesto de trabajo y creará un mal clima laboral, además de afectar a la productividad de la persona.

 Lugar de trabajo: Contar con unas características medioambientales negativas en el lugar de trabajo, como pueden ser una iluminación insuficiente, ruido ambiental, mala distribución de los espacios, una mala ubicación de las personas y de los objetos de trabajo, hacen que los trabajadores no se sientan cómodos en el lugar de trabajo, lo que repercute negativamente en su productividad y en la calidad de sus tareas.

 Estilo de Liderazgo: Un líder autoritario que ejerce su poder a la hora de tomar decisiones, que no cuenta con la opinión de sus empleados, que no deja libertad a la hora de hacer una actividad o tarea, genera un clima negativo, de desmotivación. Los trabajadores se sienten observados continuamente y no pueden expresar sus ideas libremente, lo que se traduce en una falta de compromiso con los objetivos a alcanzar.

Contar con un buen clima laboral es imprescindible para que los empleados se sientan comprometidos con la empresa, pero también es un factor útil de cara a la atracción de talento, es por esto por lo que las organizaciones no deben de olvidarse de este factor y deben de trabajar para generarlo, desarrollarlo y mantenerlo. ¿Cuentan las empresas españolas con políticas y estrategias para fomentar un clima laboral positivo?