viernes, 27 de mayo de 2016

Cuatro formas de vivir el trabajo

Independientemente del tipo de trabajo que desempeñemos, existen cuatro actitudes distintas de afrontar el día a día laboral

POR:BORJA VILASECA
19 ABR 2015 


Cuatro formas de vivir el trabajo
Es cierto que no podemos cambiar a nuestro jefe ni a nuestros compañeros de trabajo. Tampoco podemos hacer mucho para que varíen nuestras condiciones laborales. Sin embargo, nuestro grado de satisfacción e insatisfacción no tiene tanto que ver con nuestras circunstancias, sino con la actitud que tomamos frente a ellas.

El primer nivel de actitud engloba a quienes “odian lo que hacen”. Es decir, a todos aquellos que no solo detestan su empleo, sino también la cantidad de dinero que perciben por sus servicios. No intentan disimular su descontento para con la empresa en la que trabajan. Debido a su malestar, tampoco podrían. Su lenguaje corporal es de lo más elocuente, y la expresión de su rostro, completamente transparente. Están enfadados con el mundo y convencidos de que son víctimas del sistema.

Al ser humano se le puede arrebatar todo salvo la actitud con la que enfrenta sus circunstancias”
VIKTOR FRANKL

El segundo nivel de actitud representa a quienes “cumplen con lo que hacen”. Sin duda alguna, es el perfil mayoritario en nuestra sociedad. En este caso, las emociones predominantes son la impotencia, la resignación o la indiferencia. En general no saben qué les gustaría hacer con su vida laboral. O simplemente no se atreven a dar pasos en la dirección de sus sueños por miedo a salir de la zona de comodidad en la que llevan años instalados. Durante ocho horas al día se dedican a cumplir con sus obligaciones laborales. Ni más ni menos. Sin embargo, la rutina termina alienándoles, marchitando su ilusión y consumiendo su energía vital.

Si pudieran permitírselo, no trabajarían. Conciben el trabajo como un trámite necesario para ganar dinero con el que pagar sus facturas. Suelen mirar el reloj mientras están en la oficina y su mayor deseo es que llegue el viernes para poder desconectar. Mientras, algunos suelen rellenar quinielas o jugar a la lotería, esperando que un boleto ganador les libere del estado de esclavitud económica en el que se encuentran. Pero dado que ese cupón nunca llega, su grado de enajenación aumenta de forma exponencial conforme van pasando los años.

Al llegar las vacaciones, quieren hacer tantas cosas que las terminan viviendo con estrés y ansiedad. Y una vez de vuelta a la rutina laboral, casi todos sufren el denominado “síndrome posvacacional”. Así, durante los primeros días de septiembre padecen insomnio, pérdida de apetito y falta de concentración. Si bien estos síntomas surgen como consecuencia de un desajuste temporal de los hábitos, también acostumbran a sentir ­desasosiego y vacío existencial, lo que pone de manifiesto la insatisfacción que vienen acumulando durante todo el año.

PARA SABER MÁS
Cuatro formas de vivir el trabajo
ANNA PARINI
Libro 

‘Vivir sin jefe’. Sergio Fernández, (Plataforma). El libro describe los errores que cometen aquellos que deciden trabajar por su cuenta, emprendiendo sus propios proyectos, dándole un nuevo sentido a su dimensión profesional.

Película

‘Jerry Maguire’. Cameron Crowe. Una película que narra la historia de un representante de deportistas de élite cuyo trabajo le ha llevado a olvidar lo que de verdad importa, así como el viaje de reinvención para volver a amar lo que hace.

Elije un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un solo día de tu vida”
CONFUCIO

Cuenta una historia que tres albañiles estaban desempeñando la misma tarea a las afueras de un pueblo. De pronto apareció un niño, que se acercó a ellos con curiosidad. Estaba intrigado por el tipo de obra que estaban construyendo. Al observar al primer obrero, se dio cuenta de que no paraba de negar con la cabeza. Parecía molesto y enfadado. Sin embargo, el chaval se armó de valor y le preguntó: “¿Qué está usted haciendo?”. El albañil, incrédulo, lo miró despectivamente y le respondió: “¿Qué pregunta más tonta es esa? ¿Acaso no lo ves? ¡Estoy apilando ladrillos!”. 
Aquella respuesta no fue suficiente para el niño. Por eso se dirigió al segundo operario, cuya mirada irradiaba resignación e indiferencia. “Perdone que le interrumpa, señor”, dijo el chaval con cautela. “Si es tan amable, ¿me podría decir que está usted haciendo?”. Cabizbajo, el albañil se limitó a contestarle: “Nada importante. Tan solo estoy levantando una pared”.



Finalmente, el niño se acercó hasta el tercer obrero, quien silbaba mientras disfrutaba de su tarea. Tanto es así que el chaval se acercó con más tranquilidad y confianza. Y nada más verlo, el albañil le saludó: “¡Buenos días, jovencito! ¿Qué te trae por esta obra?”. Sorprendido por su buen humor, el chaval le contestó: “Tengo mucha curiosidad por saber qué está usted haciendo”. Aquel comentario provocó que el operario irradiara una enorme sonrisa. Y, con cierto tono de satisfacción, le respondió: “¡Estoy construyendo el hospital infantil del pueblo!”.

A pesar de que solemos asociar el trabajo con el cumplimiento de un deber o una obligación, podemos convertir nuestra dimensión profesional en una forma de expresar lo mejor de nosotros mismos. Esta es precisamente la principal característica del tercer nivel de actitud, que agrupa a quienes “aman lo que hacen”. Es decir, a aquellos que, a pesar de no dedicarse –ni mucho menos– a su profesión soñada, tratan de poner al mal tiempo buena cara. De hecho, se caracterizan por la energía positiva que desprenden mientras trabajan. Y no precisamente porque ejerzan tareas divertidas. Se trata de una actitud.
Las personas que aman lo que hacen cuentan con una desarrollada inteligencia emocional. Saben cómo convertir los problemas laborales en oportunidades de aprendizaje. En vez de quejarse o protestar por lo que les falta o por lo que no tienen, suelen valorar y agradecer aquellas cosas provechosas que les aporta actualmente su trabajo.

¿A qué estás esperando? Encuentra tu propia voz. Cuanto más tardes en empezar a buscarla, más difícil te será encontrarla”
WALT WHITMAN

Como consecuencia de este cambio de actitud, irradian un buen humor contagioso, creando a su alrededor un clima agradable, que además revierte en su propia satisfacción. De manera natural, fomentan relaciones basadas en la confianza y la complicidad. Están a gusto consigo mismas y con su vida profesional. Y así es como suelen sentirse aquellos con los que interactúan, sean jefes, compañeros, clientes o proveedores.

En esta misma línea viven su profesión las personas que se agrupan en el cuarto nivel de actitud: los que “hacen lo que aman”. En este colectivo se encuentran quienes se han alineado con una misión y un propósito que va más allá de ellos mismos. Es decir, aquellos que desarrollan una actividad útil, creativa y con sentido, que verdaderamente contribuye a mejorar la vida de los demás. Se nota que respetan el trabajo que han escogido y hablan de ella con pasión y entusiasmo.

Las personas no deciden movidas por la lógica ni la razón. Por el contrario, sus opciones son fruto de escucharse a sí mismas. Así, la palabra “vocación” procede del verbo latino vocare, que significa “una llamada que viene desde nuestro interior para poner nuestra voz en acción”. Al seguir nuestra vocación, lo que hacemos en la vida se convierte en un fiel reflejo de quienes hemos descubierto que somos. Y el 100% de las veces nos conecta con valores como el altruismo y la generosidad.

Hacer lo que se ama está vinculado con el descubrimiento y el desarrollo de los talentos innatos. De hecho, es una inmejorable oportunidad para desplegar el potencial que reside en cada uno. Tanto es así que estas personas no conciben su función profesional como un trabajo. Para ellas, no tiene sentido hablar de horarios. De hecho, ninguna siente que trabaja. Y sin importar el dinero que ganen, se sienten inmensamente ricas.

Aunque no lo han buscado, suelen disfrutar de una cierta abundancia económica, la cual nunca es un objetivo en sí mismo, sino que siempre viene como resultado de su contribución a la sociedad. Curiosamente, todas ellas –sin excepción– se sienten inmensamente afortunadas y agradecidas por el aprendizaje derivado de todo lo que han experimentado a lo largo de la vida, especialmente de los hechos más adversos y dolorosos. Principalmente porque han sido los que han necesitado para descubrir su lugar en el mundo.

Fuente del Artículo: elpais.com

lunes, 16 de mayo de 2016

10 caraterísticas del líderes emocionalmente inteligentes


"¿Qué tiene él que no tenga yo?", te preguntarás alguna vez cuando ves a un gran líder. Travis Bradberry, especialista en inteligencia emocional y co-autor del libro Emotional Intelligence 2.0, tiene la respuesta. La ha revelado en un decálogo y nosotros te la traemos en esta fotogalería.

Por: Elena Herrero



Saben conectar con la gente 
Incluso en una sala repleta de gente, los líderes inteligentes emocionalmente hacen que las personas se sientan como si tuvieran una conversación a solas con ellos. Saben hacer que la gente se sienta aludida y apreciada.


Son accesibles 
No son interesados. No pierden el tiempo, pero tampoco seleccionan en exceso a quién dedicar unos minutos. Los líderes inteligentes consideran que todo el mundo es digno de su tiempo y atención.


Son humildes
Saben que ser arrogante no les conducirá nada más que a generar enemistades o indiferencia. Un líder emocionalmente inteligente no se creerá más que tú por el simple hecho de que lo sigas. Está en deuda con sus seguidores y trata de serles útil.

Son positivos
Saben ver el lado postaviso de las cosas y, lo que es más importante si cabe, son capaces de transmitir esa positividad. Se implican, escuchan a la gente y acaban por generar confianza y esperanza a partes iguales.


Se toman las cosas con calma

Saben que perder los nervios no les traerá buenas consecuencias, así que tanto si los fracasos son propios como ajenos, los toman con calma. Lo mismo les ocurre con el éxito. Si tienen algo que celebrar, lo harán, pero no se volverán altaneros.


Son generosos

Comparten su sabiduría y sus recursos. Ellos ya han triunfado y les gusta rodearse de gente que también quiere hacerlo. No son avariciosos y comparten su éxito con los demás. Ellos ya son buenos, ¿por qué no van a dejar al resto que lo sea?


Son íntegros

Sus palabras se corresponden con sus acciones. Cuando los líderes emocionalmente inteligentes dicen algo, es porque lo hacen o podrían hacerlo. Si cambian de opinión, se encargaran de hacer que sus actos también cambien, no sólo sus palabras.


Son capaces de "leer" a la gente

Con sólo ver la cara o los gestos de una persona ya saben más o menos por dónde ir en su trato con ella. Ven más allá de la propia apariencia y adaptan su comportamiento para no dejar de ser ellos pero tampoco incomodar a su interlocutor.


Detectan y aprecian el potencial

Esto tiene mucho que ver con el punto anterior. Son capaces de leer a las personas y también de detectar su talento, lo cual ayuda mucho a la hora de dirigir a su equipo: saben sacar lo mejor de cada persona.


Tienen algo que decir 

Su discurso no es plano y frío. Siempre tienen algo que contar, aunque sea una anécdota, que ayude a comprender el por qué de sus acciones. No hablan por hablar, tienen un discurso, pero ese discurso está fundamentado.

Fuente del Artículo:forbes.es





Menos es más



 Imagen_elpais

Por: Pilar Jericó 

hay dos tipos de personas: los que analizan al detalle cada uno de los productos para escoger el mEn los supermercadosejor bote de tomate o el mejor congelado o los que echan un vistazo entre varios productos y se deciden por el que más les dicta su intuición. Los primeros no actúan así porque necesiten ahorrar hasta el último céntimo o porque quieran echar la tarde en el supermercado. No, lo hacen porque quieren pensar que son los reyes del mambo en cada una de las decisiones que tomen, aunque sea en el bote del kétchup. Este tipo de perfil son “maximizadores”, según el profesor de psicología Barry Schwartz, frente a los “satisfactores”, es decir, los del segundo grupo, que buscan algo razonablemente bueno y con ello, se conforman. Y lo más interesante, ser maximizador o satisfactor tiene consecuencias más allá de la lista de la compra que hagamos.

Schwart publicó un famoso libro con un título tan desconcertante como “Por qué más es menos”. Parece que los seres humanos somos seres racionales, pero hasta un límite. Nuestra capacidad de procesar información no es ilimitada, así como no lo es nuestra capacidad de esfuerzo. Los maximizadores tienen la fantasía de que si buscan y buscan, encontrarán la excelencia, pero en un mundo como el actual, que todo van tan rápido, que siempre sale algo nuevo que sorprende, es una actitud poco recomendable. Porque su forma de pensar les lleva a que una vez han tomado una decisión, siguen con el “run run” pensando que quizá habría otra opción mejor. Según Schwart los maximizadores terminan siendo más infelices porque actúan así en todos los ámbitos de la vida donde se presenta la dificultad de elegir. Les ocurre con la pareja, en el trabajo, con el piso… Nunca están del todo satisfechos con lo que tienen debido a esa sensación insaciable, esa incertidumbre que contrasta con la felicidad que logra el satisfactor cuando cree haber encontrado algo que se ajusta a sus pretensiones. Una breve matización: ser satisfactor no significa ser un pasota, que todo vale. Significa analizar, que no escrutar, decidir con criterios racionales o intuitivos, pero no abrir la caja de las dudas una vez tomada la decisión.

Reconozcámoslo: todos convivimos en nuestro interior con un maximizador  y un satisfactor (y lo siento por las palabrejas). En algunas personas el maximizador tiene una fuerza tal que deja eclipsado al otro, pero no olvidemos un lema. En lo que tiene que ver con la felicidad, menos es más. Llenarnos de artilugios no nos ayuda a ser felices, como tampoco el tiempo que invirtamos en devanarnos los sesos en decisiones intrascendentes. Nuestro tiempo y la energía de nuestros pensamientos son recursos realmente escasos y tenemos que ser conscientes en qué lo invertimos (dudo mucho que cuando nos estemos muriendo nos arrepintamos de no haber comprado un mejor bote de kétchup). Lo que nos da plenitud son otras cosas, pero si estamos entretenidos buscando la excelencia en el cien por cien de lo que hacemos, estamos lejos de sentirnos bien con nosotros mismos. El pepito grillo de nuestra mente necesitamos aprender a acallarlo un poco y confiar más en nuestra intuición, aceptar que habrá veces que acertemos, otras que fallemos, pero esto es vivir y no hay que estresarse por ello. 

Fuente del Artículo: elpais.com

martes, 3 de mayo de 2016

10 maneras en las que los millonarios fijan sus metas


¿Qué te atreverías a hacer si supieras que no puedes fallar?

10 maneras en las que los millonarios fijan sus metas
ABRIL 14, 2016

“¿Qué vas a ser cuando seas grande?”

Esta es una pregunta que a todos nos han hecho en algún punto de nuestras vidas. Sin embargo, cuando estamos en la escuela no sabemos cómo responder. En lugar de buscar la respuesta real, nos conformamos con soluciones superficiales como trabajos. Cuando somos jóvenes decimos que seremos doctores, pilotos, abogados o cualquier otra carrera reciclada, solo para quitarnos las preguntas de encima. Pero en el fondo, la pregunta nos persigue. 

En esta enormidad de la conformidad, todo el mundo “quiere a querer” hacerlo todo, pero pocas personas se atreven a, de hecho, intentar algo nuevo. Como muchas personas que van a la deriva por la vida, solo reaccionan a las oportunidades que de pura casualidad les llegan. Esto se debe a que el 97% de las personas nunca aprendimos bien a fijar metas. Estos son algunos de los métodos que suelen utilizarse y por qué fallan:

1. Propósitos de Año Nuevo: Cuando las personas fijan objetivos para los próximos 12 meses, suelen fallar porque no dibujan un plan de acción. Por ejemplo, digamos que Susana decide perder 20 kilogramos el 31 de diciembre. El 1 de enero sale a correr, se inscribe en clases de cardio, se prepara un batido de vegetales y solo come ensaladas, pero para el 5 de enero ya está frustrada porque trato de hacer mucho en muy poco tiempo sin tener un plan bien definido. 

2. Bucket Lists: Estas listas comprenden las cosas que una persona quiere hacer antes de morir (o Kick the Bucket, una expresión en inglés). Es un compendio de pendientes que las personas aventureras quieren completar para sentir libertad. Sin embargo, estos compendios fallan porque no hay una fecha determinada para cumplirlos. En otras palabras, como una bucket list es algo que quieres completar antes de morir, nadie tiene urgencia por terminarla. Entonces, muchas personas posponen escalar una montaña, escribir un libro o viajar hasta que ya es demasiado tarde. 


3. Desear: Las personas desean ser más felices, ricas y sanas, pero muchas se conforman con solo desear. Al hacer esto, llevan sus vidas sin tomar responsabilidades. En su lugar, depende circunstancias fortuitas y golpes de suerte. Son las mismas personas que participan en planes para hacerse rico rápidamente y juegan la lotería esperando a que sea la solución de todos sus problemas. También es probable que desprecien a las personas que se hicieron ricas con su trabajo duro. Simplemente desear algo generalmente fracasa porque no hay responsabilidad o un plan de acción verdadero. 

Si piensas en ello, los millonarios jamás fijan sus metas a través de estos tres métodos. En su lugar, piensan en lo que quieren conseguir y cómo van a obtenerlo. Muchas veces, sus metas son tan grandes que cambian todo aspecto de su vida. Sin embargo, ellos aspiran a grandes cosas y están determinados a encontrar la manera de hacer sus sueños realidad. 

Aquí hay 10 maneras en las que los millonarios fijan sus metas: 

1. Construye algo más grande que tú
La mayoría de las personas quieren éxito para sí mismas, no para otras personas. Quieren ganar todos los premios, estar en las portadas de revistas y ganar millones de dólares. Tener todo esto es maravilloso, pero debes elegir una causa que sea más grande que tú. Esto atraerá el éxito en lugar de repelerlo. 

Los líderes desprendidos se enfocan en el crecimiento de otros, lo que hace que a su vez ellos mismos crezcan. Ayudar a otros toma el mismo tiempo y esfuerzo que ayudarte a ti mismo. Aquellos que quieran ser ricos deben primero enriquecer la vida de los demás. 


2. Apunta muy alto 
Muchas personas se fijan “metas realistas”, algo que puede ser el peor asesino de los sueños. Apuntan por metas pequeñas y se condicionan a sí mismos a dar pasos pequeños. Esto pasa porque la sociedad siempre nos está diciendo que “bajemos el ritmo”. Basta observar nuestros sistemas educativos. La mayoría de los estudiantes podría obtener una preparación básica completa en sexto año. Si desde la preparatoria impulsáramos el emprendimiento o encamináramos a carreras más específicas, muchas más personas serían millonarias antes de cumplir 21 años. 

La gente no apunta alto porque se enreda con la rutina diaria. Están muy ocupados escalando árboles cuando deberían estar subiendo montañas para poder ver el bosque entero. Tómate un tiempo par a ver el panorama completo. Fija tus metas tan alto que te asusten. 

3. Deja de ser consumidor para convertirte en productor
Cuando estés fijando tus metas, debes hacer el gran cambio de consumidor a productor. Un ejemplo: los consumidores comen pizza, los productores hacen pizza. Solo los productores se hacen ricos. 

La meta final de un productor no es comer, pero alimentar. Evidentemente, los productores deben consumir en algún momento, pero no es su meta principal. En lugar de buscar su próxima comida, están más interesados en generar la cena de alguien más, sabiendo que ellos mismos podrán comer en el proceso. En resumen, fija metas para producir, no consumir. 

4. Escríbelo 
Los millonarios toman tan en serio sus metas personales que las escriben. Muchos de ellos de hecho las rescriben a diario. Enlistan sus objetivos y constantemente generan ideas de cómo alcanzarlos. Ya sea que escribas tus proyecciones financieras, tus tareas semanales o nuevas maneras de construir tu imperio, debes desarrollar el hábito de fijar metas diarias que te darán impulso constante. 

Cuando haces esto, puedes priorizar y mantener la mentalidad de “primero lo primero”. Haz lo más importante primero. Este hábito te ayudará a concentrarte en actividades que te generen $1,000 en lugar de perder el tiempo con acciones que te generen $100. Una vez que acumules actividades provechosas en tu día, añadirás dinero a tu cuenta bancaria, convirtiéndote en millonario en el proceso. 

5. Solo has actividades rentables 
Mientras las personas normales priorizan las actividades de sus horarios, los millonarios programan sus prioridades. En esencia le dicen a sus horarios qué hacer y se enfocan en tareas que les dejen altas recompensas. No pierden el tiempo especializándose en cosas menores. En su lugar, se enfocan en añadir mayor valor a la vida de más personas de la manea más rápida posible.   

Es más, cuando las personas normales crean listas de pendientes para mantenerse ocupados, los millonarios tienen en mente un resultado específico que quieren cumplir. Como saben fijar metas grandes, no dejan que las distracciones o los objetivos menores los distraigan. Sus deseos les dan éxitos perpetuos. De hecho, cuando los demás se conforman con victorias simples, los millonarios los pasan de largo hacia una meta mayor. 

6. Haz promesas
Para poder alcanzar tus más grandes metas, necesitas hacer promesas a todas las personas que conozcas Es la mejor manera de mantenerte responsable. Si le dices a todos que vas a ser millonario, te alejarás de las personas que desdeñen esa idea. Una vez que se vayan, las personas que siempre han querido apoyarte se acercarán y te impulsarán a conseguir tus sueños. 

Mantén en mente que las personas que quieres en tu vida también te quieren en la suya. Sin embargo, solo puedes saber quién puede impulsarte si le cuentas a todos tus aspiraciones. Dile a todos que estás escribiendo un libro, empezando un nuevo negocioso o perdiendo peso. Deja que tu ego trabaje en tu favor. Eventualmente, tus promesas se verán cumplidas “con un poco de ayuda de tus amigos”. 

7. Visualiza
Todo lo que ambicionas te será dado. Todo lo que has imaginado para ti puede darse una vez que visualices el resultado que deseas La clave está en describir con amplios detalles la imagen que tienes en la cabeza. Pensamos en imágenes y tu mente es el reino de lo posible. Se conforma según tus deseos. Pega fotografías y pensamientos alrededor de tu casa para recordar lo que quieres lograr. 

Sin embargo, muchas personas se enfocan en lo que NO quieren. Piensan en perder sus trabajos, tener accidentes automovilísticos o en ofender a sus amigos. Cuando hacen esto, repelen el éxito que desean en lugar de atraerlo. ¿Qué tipo de futuro quieres para ti? ¿Ves pobreza o prosperidad? Obtendrás lo que sea que veas en tu mente. 

8. Afirma
Cada día tómate un momento para hablar contigo mismo. Un humano promedio habla consigo mismo unas 12,000 veces al día. La diferencia entre una persona común y una exitosa es lo que se dice a sí misma. La manera en que te comunicas con tu ser altera dramáticamente tu vida.

Siempre escuchamos personas decir “No puedo recordar” o “Tengo mala memoria”. Estas son malas afirmaciones. Lo que deberían decir es “Estoy empezando a recordar” o “Tengo una buena memoria”. Eventualmente empezarán a recordar mejor. La clave de estas afirmaciones es creer lo que estás diciendo y repetirlo lo suficiente para que tu mente acepte estas frases como una verdad. 

9. Date sin restricciones
Tu éxito existe en proporción con cuánto facilitas la vida de los demás. Debes fijar metas filantrópicas y tener disponibilidad para servir a otros. Si te das sin esperar una recompensa, serás premiado con una red de contactos que quieran apoyarte de la misma manera. Debes “dar hasta que duela” y añadir valor a la vida de los demás. Ofrece tus productos y servicios con generosidad. 

Ser ingenioso es la clave para alcanzar tus objetivos. Puedes pensar que no tienes algo que ofrecer, pero incluso un simple cumplido puede cambiar el día de alguien. Sigue sembrado semillas de buena voluntad y deja que la naturaleza haga su trabajo. Verás que muchas de ellas crecen más rápido de lo que podrías haber imaginado. 

10. ACTúa 
Tengo una conferencia llamada “Como ACTuar como líder”. ACT es un acrónimo para Audaz, Contagioso y Tenaz. Habla de lo que aprendí en mi camino para superar ciertas adversidades en mi vida. Al actuar como la persona que quieres ser, te vuelves invencible. 

Cuando eres audaz en tus acciones, ganas confianza en quien eres y lo que haces. Pronto, las personas sienten esa confianza porque tienes un espíritu contagioso. Y cuando ganas impulso, haces un esfuerzo extra y das todo lo que tienes para triunfar, eres tenaz. Estas tres palabras te llevarán a cumplir tus metas más altas.

¿Qué te atreverías a hacer si supieras que no puedes fallar? ¿Cuál es la siguiente meta de tu vida? ¿Qué puedes hacer para lograrla? Las personas exitosas hacen lo que sea necesario para cumplir sus sueños. Fija objetivos muy altos y encuentra a personas que puedan apoyarte en tus esfuerzos. Edúcate e inspírate para el éxito al dominar el arte de fijar las mayores metas.  

Fuente del Artículo:entrepreneur.com