jueves, 4 de noviembre de 2021

Personas inseguras: cuatro causas que explican por qué se sienten así

 

Trabajar las habilidades sociales de la persona desde la inteligencia emocional puede suponer un ejercicio muy eficaz para superar nuestras inseguridades


Por:Melissa González



Todos luchamos, en mayor o menor medida, contra nuestras inseguridades. Si bien no es fácil encontrar formas de resolver mágicamente los problemas de confianza en uno mismo, es posible superar las inseguridades simplemente comprendiendo cómo afectan a nuestra vida diaria y nuestro crecimiento personal.

La inseguridad es un sentimiento común que casi la mayoría de las personas experimentará en algún momento y puede provenir de numerosas fuentes. Generalmente, se presenta como falta de confianza, ansiedad e incertidumbre, aunque también puede traer consigo tensión y malestar. Tal como explica la psicóloga Paloma Rey, se presenta en diversas situaciones, aunque las más comunes son aquellas que están relacionadas con la «toma de decisiones y la relación de la persona en el ámbito social».

«Implica un nivel bajo de confianza en uno mismo y falta de seguridad, por lo que la persona en concreto presenta una imagen propia muy negativa, en la que no valora de forma objetiva sus capacidades, sus habilidades sociales, competencias o su capacidad para tomar decisiones», señala la divulgadora.

«Las inseguridades se desarrollan por la toma de una o más decisiones que han desencadenado consecuencias negativas para la propia persona o su entorno»
Paloma Rey , Psicóloga

¿Por qué somos inseguros?

Resulta incómodo que las inseguridades las percibamos diariamente. Por ejemplo, ¿tu mente te sabotea cuando estás trabajando y piensas que te va a salir mal la tarea a realizar? O cuando vas a acudir a una cena y tu cabeza piensa «no te pongas ese pantalón, te marca las caderas». No existe una causa concreta para que el cerebro asuma ese tipo de mensajes, pero pueden influir varios factores. Las comunes son las siguientes:

Autoestima baja. Esta variable, según Paloma Rey ( @palomareypsicologia), se presenta de forma inequívoca junto con la inseguridad. «La persona no es capaz de confiar en sus capacidades, virtudes y tiende a remarcar o exagerar aspectos que consideran negativos de sí mismos», cuenta.

Crianza exigente. Es común encontrar en las personas inseguras patrones educaciones exigentes en los que se desarrollan sentimientos de incapacidad de afrontar las diferentes situaciones de la vida cotidiana.

Experiencias traumáticas. «En algunos casos, las inseguridades se desarrollan por la toma de una o más decisiones que han desencadenado consecuencias negativas para la propia persona o su entorno. Tras esto, la persona llega a la conclusión de que su criterio para la toma de decisiones no es fiable», indica la psicóloga.

Persona perfeccionista y autoexigente. Tal como dice la experta, estas dos variables dan lugar a una visión dicotómica de las cosas, solo pueden ser catastróficas o perfectas. «Esto implica que la toma de decisiones, a su vez, funciona de la misma manera: se pueden tomar malas decisiones y tener resultados caóticos o tomar buenas decisiones y tener unos resultados inmejorables», comenta.

Para superar las inseguridades de forma efectiva, necesitamos contar con la ayuda de un psicólogo. A través de la terapia, tal como cuenta Paloma Rey, se abordarán los siguientes objetivos terapéuticos, que ayudarán a la persona a hacerles frente:

Reestructuración cognitiva. Con esta estrategia se abordan los pensamientos negativos que la persona tiene sobre sí misma y «se reestructuran para que se enfoquen desde una perspectiva más racional y positiva».

Definir el autoconcepto. Es necesario redefinir la imagen que tenemos de nosotros mismos. Para Paloma Rey es fundamental «buscar el origen de las inseguridades personales» y realizar ejercicios que nos permitan cambiar la imagen que tenemos de nosotros mismos.

Estrategias de comunicación asertiva. Tal y como hemos comentado, las personas inseguras tienden a presentar un estilo pasivo de comunicación, el cual se caracteriza por no exponer nuestros sentimientos o pensamientos ante los demás por miedo a que nos juzguen por ello. «La comunicación asertiva consiste en expresar nuestros derechos y necesidades sin miedo y sin ofender a los demás», define la experta.

Entrenamiento en habilidades sociales. Una persona que presente inseguridades tiende a tener miedo a relacionarse con otras personas ante la perspectiva de poder ser juzgado por ellas. Es por ello que trabajar las habilidades sociales de la persona desde la inteligencia emocional puede suponer un ejercicio muy eficaz para superar nuestras inseguridades.

Fuente:https://www.abc.es



jueves, 30 de septiembre de 2021

¿Vas a criticar a los demás? Tienes que dominar las 10 claves

 

CONSIGUE LO QUE QUIERES SIN CONFLICTOS


Quien domina la técnica de realizar críticas tiene a su alcance la posibilidad de conseguir sus propios objetivos, mejorando la relación personal con los demás y


Por 

uien domina la técnica de realizar críticas tiene a su alcance la posibilidad de conseguir sus propios objetivos, mejorando la relación personal con los demás y disminuyendo la posibilidad de conflictos.

 

Existen cada vez más cursos de entrenamiento en asertividad y habilidades sociales, tanto en el ámbito laboral como en el personal, porque saber pedir cambios en las conductas de otros, transmitir de manera acertada la opinión que tenemos, es sin duda una poderosa herramienta de éxito social.

 

Hay diez claves que podemos empezar a aplicar hoy mismo y que por sí solas, ya provocarán un cambio en nuestra manera de hacer peticiones.

 

IDEAS PREVIAS

 

1. Definir el objetivo: Lo primero que hay que tener en cuenta es qué se pretende con la crítica. ¿Realmente quiero proponer un cambio de conducta? ¿Tengo alguna propuesta realista que hacer? Muchas veces la única finalidad de mi intervención es la de provocar daño o desahogarse. Por eso la crítica jamás podrá tener éxito, porque ni siquiera es tal. Desde los arrebatos de ira donde no dejamos a la otra persona replicar, a la ironía más sutil que busca causar algún impacto en el blanco, si mi objetivo no es el cambio constructivo, de nada servirán estas claves

 

2. Entender cuál es el éxito de la tarea: Saber hacer bien una crítica no implica que el otro vaya a cumplir lo que se le pide. Tras nuestra asertiva petición estará la libertad del otro de aceptarla o no y no podemos medir el éxito de la misma en una respuesta que no está bajo nuestro control. El éxito será atreverme a hacerla de la mejor manera posible, puesto que así, no sólo aumentaré las probabilidades de cambio, sino que además nos sentiremos con mayor control ante situaciones que no nos gustan, incluso aunque no logremos cambiarlas.

 

A LA HORA DE REALIZAR LA CRÍTICA

 

3. Elegir el momento adecuado: Realizar una crítica es difícil porque implica generar un momento incómodo o de tensión. Por ello solemos aprovechar que ya existe la tensión para soltar lo que nos molesta. Es decir, esperamos a estar cabreados o en medio de una discusión para lanzar la crítica y por lo tanto estaremos abocados al fracaso. Es imposible realizar de manera adecuada una crítica si el emisor o el receptor de la crítica están alterados. Tendremos primero que lograr calmarnos o esperar un poco para poder realizar todos los pasos.

 

4. Realizar la crítica sin esperar demasiado: Tampoco hay que  dejar pasar demasiado tiempo desde que se produjo la conducta objeto de la crítica: Un error muy común es el criticar algo que pasó hace tanto que ya se ha difuminado en la memoria y para lo que ya no existe alternativa de cambio.

 

5. Sólo realizar una crítica cada vez: Por último, por no atrevernos a hacer las críticas desde la calma y en el tiempo correspondiente, solemos ir acumulando quejas y acabamos encadenando una crítica con otra. Esto hace inviable que el otro pueda procesar o mejorar nada. No verá una petición de cambio sino un ataque generalizado a todo lo que hace, y por lo tanto se pondrá a la defensiva o contraatacará con otra ristra de quejas.

 

CONTENIDO DE LA CRÍTICA

 

6. Controlar el lenguaje no verbal: Hay personas que olvidan que nuestros gestos corporales son parte de la crítica y mientras escogen cuidadosamente las palabras, olvidan controlar el tono de voz, la distancia con la otra persona o la expresión facial. Una mirada iracunda o una risa nerviosa puede arruinar la crítica mejor construida. Debemos transmitir firmeza y calma a la vez con nuestro lenguaje no verbal.

 

7. Definir la conducta que queremos cambiar : A la hora de empezar la crítica tenemos primero que exponer lo que ha ocurrido de una manera objetiva y concreta. Caer en la tentación de exagerar lo que ha pasado o convertirlo en una crítica global para captar más la atención de nuestro oyente no hace sino enzarzarnos en una discusión sobre si eso es así o no e impedir que se avance. El éxito se logrará cambiando cosas concretas poco a poco y no tratando de que la otra persona modifique su forma de actuación de manera global. Expondremos a modo de titular lo que ha pasado y de manera personal añadimos lo que nos parece o cómo nos hace sentir

 

Así frente al "Eres un desastre, siempre igual, es que no es normal que todo lo hagas así" deberíamos decir: "Esta mañana dejaste la ropa tirada en el suelo y me ha molestado porque he tenido que recogerla yo"

 

8. Introducir elementos positivos: Tal vez el punto más importante y el más desconocido. Pocas son las personas que a la hora de hacer una crítica introducen elementos positivos y reforzadores de la conducta del otro. Piensan que sería claudicar ante el enemigo o darle tregua… porque siguen viendo al receptor como un blanco al que hay que hacer sentir mal o cohibido. Pero si de verdad se busca un cambio, el introducir elementos positivos de la conducta del otro, una vez lanzado el titular, le hará ser mucho más receptivo, sino que puede que acabe mejorando nuestra relación tras la crítica. Además, el obligarnos a decir cosas positivas de la otra persona en mitad de la crítica también reduce nuestro nivel de activación y nos hace ser más comprensivos y empíricos. Podemos también admitir nuestra parte de culpa.

 

Siguiendo con el ejemplo de la ropa desordenada: "… Es verdad que eres muy ordenado para las otras cosas y si hoy dejaste todo tirado es porque te pedí que salieras corriendo a hacerme el recado…"

 

9. Pedir el cambio: Sólo cuando hemos expuesto lo que ha ocurrido, y hemos introducido algún elemento positivo pedimos el cambio. A veces no tenemos la alternativa pero podemos buscar juntos la solución. Es importante que la otra persona esté de acuerdo, escuchar también sus propuestas y, además, definir cómo se podrá evaluar que eso se cumple en el futuro, para que las críticas no se las lleve el viento

 

"Me gustaría que las dejaras aunque fuera en la silla ¿te parece? O que me pidas ayuda. Si lo haces así no me importa doblarlas yo"

 

10. Reforzar tras la crítica: Por último hay que reforzar al otro por habernos escuchado, por haber participado de esta nueva forma de hacer las peticiones. Para nosotros no va a ser fácil cambiar pero tampoco lo será para el otro, acostumbrado a un tipo de dinámica de interacción. Por eso hay que valorar la implicación de nuestro oyente y aceptar sus sugerencias o resolver las dudas. Está claro que si conseguimos realizar críticas con éxito los demás también aprenderán de nosotros y cambiarán a su vez.


Fuente del Articulo:https://www.elconfidencial.com




¿Cómo lidiar con gente tóxica en el trabajo?

 Una persona tóxica tiene una mala relación consigo misma, y, por ende, termina por influir negativamente en el ánimo de las personas que la

rodean.




Foto: Roberto Tumini/Unsplash

Por Raciel Sosa*

Las personas tóxicas tienen una gran capacidad de influir de forma negativa en el ambiente laboral. Tienen una manera negativa de ver las cosas, sienten que todo está mal, a cada solución le encuentran un problema, se quejan mucho y acaban por contaminar a otros. 

¿Qué es lo que detona a la gente tóxica?

Lo que detona es un estimulo. Todos los días enfrentamos diferentes situaciones y estamos propensos a tener estímulos.., el tráfico, un cambio de lugar en el trabajo, cambios en el equipo, etc. Frente a ello, las personas tóxicas tienen la capacidad de encontrar en cada estimulo un aspecto negativo. A pesar de que hay contextos que para todos pueden resultar negativos, lo cierto es que existen otros que pueden ser neutrales o, inclusive, positivos, y estas personas le ven el lado negativo a todo y se encargan de difundirlo, “ensuciando” la mente de todos los que están a su alrededor. Y lo cierto es que normalmente suelen ser personas competentes e inteligentes pero que cuentan con la capacidad de articular un discurso negativo con facilidad y de encontrar probabilidades negativas, aunque éstas sean bajas. 

La primera implicación es que estas personas normalmente influyen negativamente en el ánimo de la organización, es decir lo que se conoce como clima organizacional. El clima no es más que el estado de ánimo de una empresa, de un grupo de personas. 

Pero, ¿qué puede hacer un líder desde “su cancha” frente a un colaborador tóxico?

Identificar que no es una percepción sino que, en realidad, se trata de una persona que intoxica el ambiente.

No confundir el tema del resultado con el de la calidad de la relación. Es muy común que haya personas tóxicas que dan buenos resultados; la toxicidad es un tumor de la relación.

Crear métricos relacionales dentro de la organización;  es decir, así como hay métricos para dar resultados también debe de haber métricos para medir las relaciones, para medir el clima organizacional de la empresa.

La intervención; es decir, una vez se detecta que existe un problema de clima organizacional y toxicidad dentro del ambiente laboral y hay una persona que lo genera, hay que buscar alternativas de solución. Algunas son relativamente sencillas porque la primera es hacer consciente a la persona de lo que genera y eso a veces con un proceso de retroalimentación y una evaluación de 360 grados lo podemos resolver. Pero hay casos donde se requiere un coaching, que consiste en que un profesional de la conducta de los seres humanos le dé una guía, tenga charlas con esa persona, para hacerle ver sus lados ciegos. Y, en casos extremos, puede ser un tema medico, ligado a padecimientos químicos, que es lo que le provocan estados de ánimo muy cambiantes y extremos.

Las estadísticas señalan que al menos entre el 10% y 15% de la plantilla de una empres es gente tóxica.

La toxicidad es un virus que se va contagiando dentro de una organización hasta convertirla en tóxica. Ya no se trata de una persona nada más, sino que son muchas las personas que están bajo ese estado de ánimo, malhumorados, enojados con la empresa, enojados con el de al lado, con el cliente, con el proveedor … 

En conclusión, el impacto negativo de tener gente tóxica en la organización es muy grande. Inclusive, cabe mencionar que, a veces, la persona tóxica es el Líder del equipo, lo cual es aún más grave, ya que además  de ser tóxico tiene autoridad.

Fuente del Articulo:https://www.forbes.com.mx

 




sábado, 20 de marzo de 2021

Ocho hábitos que te pueden llevar al fracaso

 


Existen numerosos factores que determinan el éxito o fracaso. Algunos no dependen de nosotros, ya que se encuentran en nuestro entorno, pero otros muchos sí podemos modificarlos. La suma de hábitos diarios insignificantes pueden conducirnos al fracaso sin darnos cuenta. Por ello es importante el autoconocimiento, observar nuestros actos y analizar nuestros hábitos y costumbres. Ser impuntual, tener pensamientos negativos, aplazar tareas o no revisar tu correo electrónico con la frecuencia que deberías, pueden ser señales de estar más cerca del fracaso de lo que piensas.

El diccionario de la RAE define el fracaso como resultado adverso de una empresa o negocio. Para evitarlo, es necesario renunciar a los hábitos diarios que nos conducen al infortunio.

Las realidades que preceden al fracaso de un negocio o aventura emprendedora son, entre otros:

La desmotivación
Es un factor clave para ser productivo y la feliz. Nos podemos desmotivar por no tener claro nuestro objetivo o establecer metas demasiado exigentes o a muy largo plazo.

No tener claras las ideas
Lo prioritario es establecer nuestras prioridades y diseñar un plan o estrategia para alcanzar nuestras metas. Si no tenemos claras nuestras metas, podemos llevar a cabo acciones contradictorias y perjudiciales para nuestro negocio.

No admitir ningún error
Seamos sinceros: todos nos equivocamos. Aprender de los errores propios y ajenos es fundamental para mejorar día a día.

Falta de autonomía
La falta de autonomía puede llevarnos a no tomar las decisiones que debemos. Conserva siempre tu capacidad de decisión y negociación y ponla en marcha si los planes no salen como esperabas.

1.Ser negativo
Las emociones, ya sean positivas o negativas, terminan contagiándose. Si eres negativo tus empleados o compañeros de trabajo terminaran por darte de lado. ¡Pensar en positivo te hará actuar en positivo!

2.Llegar tarde
La impuntualidad es un síntoma de falta de interés y de compromiso. Intenta llegar unos minutos antes para demostrar que te importa lo que haces.

3.Aplazar tareas
Ya lo dice el refrán “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”. Evita postergar tus tareas teniendo una planificación realista. Si nos distraemos y no realizamos las tareas a diario, no alcanzaremos los objetivos y esto nos llevará al fracaso.

4.No actuar sobre sus preocupaciones
Si estás preocupado por algo, actúa sobre ello rápidamente. Evita acumular numerosas preocupaciones en tu cabeza, de esta manera reducirás el estrés y la ansiedad.

5.No escuchar el consejo de las personas que te rodean
Escuchar las opiniones de tu círculo social más próximo puede mejorar tu crecimiento personal y profesional .

6.Mentir
Cualquier mentira puede poner en peligro la confianza y el respeto que los demás tienen en nosotros.

7.No innovar
Que algo funcione no quiere decir que no necesite mejoras. Aplicar la teoría de la mejora continua (Lean manufacturing) a nuestra vida diaria puede evitar que fracasemos.

8.No revisar tu correo electrónico
No atender periodicamente tu correo electrónico puede hacerte perder oportunidades importantes, como reuniones o entrevistas, para mejorar tu situación laboral.

Fuente del Artículo:forbes.es


Cómo comportarse con frialdad si te ves envuelto en una discusión

 




José María Acosta nos aconseja en su libro Cómo tratar con personas conflictivas (Profit Ed.) la mejor forma de proceder.


Es difícil en esta circunstancia comportarse con la frialdad y el control que interesan. Pero, en todo caso, Acosta recomienda:

No combatas las palabras del otro.

No te interesa. Eso supone llevar al otro a no escucharte y a combatir las tuyas.

No rechaces, replantea.

Es más inteligente no crear antagonismo y limitarte a plantear tus ideas sin rechazar las otras, aunque no las quieras aceptar.

Parafrasea y reformula.

Reformular las ideas del otro, aceptando sólo lo que compartes, no implica aceptación, pero tampoco rechazo. Es menos agresivo.

No digas “sí, pero…”.

¿Recuerdas tu bachillerato? “Pero, conjunción adversativa”. Te convierte en adversario del otro: le das la razón (“Sí”) para quitársela de inmediato (“pero…”). No es el mejor comienzo posible. Resulta preferible olvidarse del pero y sustituir la adversativa por una iliativa: “Además, yo añadiría que…” la cuestión no es propiciar el enfrentamiento de argumentos. Eso no supone, naturalmente, tener que aceptar los suyos.

Fuente del Artículo:www.emprendedores.es


lunes, 8 de febrero de 2021

10 formas de opinar distinto a los demás y no terminar peleados

Autor:Daniel Colombo

Master Coach especializado en CEOs, alta gerencia, profesionales y equipos de trabajo 


¿Qué eliges: tener la razón o ser feliz?



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¿Qué eliges: tener la razón o ser feliz?  Esta sentencia refleja una creencia sumamente arraigada en América Latina, con mayor énfasis en algunos países: si no piensan como yo, están equivocados

Las diferencias de opinión siempre son saludables y, si se producen en el marco de un sano intercambio, pueden resultar altamente positivas para ambas partes.

La resolución de conflictos convencional, la empatía y el ponerse en los zapatos del otro muchas veces se transforman en un excelente manual de meras buenas intenciones, porque en la práctica, desde las fuerzas políticas opositoras hasta los ciudadanos polarizan y se apropian de sus opiniones como si fuese el último bastión disponible. 

Por eso es conveniente mirar en perspectiva la situación, para centrarse en el resultado mayor para el bien de todos, y no de alguien o un sector en particular.

Estas 10 claves de rápida aplicación ayudarán a tener una visión menos obtusa y de mayor entendimiento, contribuyendo a un resultado superador:

1. No hay verdades absolutas: siempre hay puntos de vista sobre prácticamente todas las cosas. Por eso que tener la habilidad de observarlos sin más, es la primera forma de evitar peleas y discusiones que pueden terminar mal.

2. Cambiar de posición: incluso físicamente, si estamos frente a otra persona; movernos sutilmente; y adoptar algunos de sus gestos, ciertas palabras que nos dice, tono de voz y acompasar la diferencia de opinión, son buenas herramientas para ganar en empatía y estar más cerca de un cómodo punto intermedio.

3. Aprender a ceder: ambas partes sabrán que el mejor resultado es el que se obtiene en un punto de encuentro y acuerdo, por lo cual, si me quedo cerrado e inflexible, es muy difícil destrabar cualquier diferencia.

4. Entender no es lo mismo que justificar: si la disputa viene de un hecho que realmente no puedo dejar pasar ni dar por terminado, una buena estrategia es enfocarme en entender (que no es lo mismo que justificar ni validar) la posición que se manifiesta del otro lado. Este simple hecho de ver el otro punto de vista ya abre una perspectiva de conocimiento y experiencia diferente.

5. Contar con toda la información: sobre todo en discusiones intangibles, o de matices ideológicos, rara vez ambas partes cuentan con los mismos elementos de análisis; por lo que acceder a información objetiva y que pueda ser evaluada en conjunto, podrá traer un pronto arribo de un razonable punto intermedio, más allá de las disputas. He intervenido en situaciones donde en empresas grandes había que mediar en un conflicto, y ambas partes tenían distintas versiones impresas de un mismo documento. Cada cual tenía “su” razón en la mano; y ningún elemento en común sobre el que sentar las bases para dirimir el motivo del día. 

6. Pensar más allá: preguntas sencillas, como "¿Esto es fundamental?", "¿Qué parte de mí se juega en la discusión?", "¿Qué pierdo si no salgo 'ganando'?", "¿Es relevante para ambas partes?" y "¿Cómo puedo marcar mi posición sin agredir ni denostar?" son fundamentales a la hora de encarar las diferencias.

7. Mentalizarse en lograr acuerdos: la base es preparar una diferencia de opinión sobre la base de la real necesidad de alcanzar el mejor acuerdo posible, que deje a las dos partes satisfechas (el célebre “ganar = ganar” de la Programación Neuro Lingüística). Si partimos de esta base, alcanzarlo será más sencillo que si vamos exclusivamente en pie de guerra.

8. Quitarle las emociones: muchas veces al opinar distinto le ponemos una carga emocional excesiva. Bajar esta carga –que es como un arma llena de municiones que quiere aniquilar a los que no piensan como yo- es muy saludable para encontrar un punto de encuentro incluso en medio de las discrepancias.

9. No interrumpir al otro: dejar que se exprese, sin filtros ni condiciones. No agraviar, no denostar ni herir con expresiones que sólo pueden lastimar. Y pedir lo mismo cuando sea nuestro turno al opinar.

10. Cerrar el acuerdo con los puntos en coincidencia, e incluso dejar abierta una nueva charla en el futuro –que ya estará alimentada de esta buena primera práctica-. Enfocarse siempre en los puntos de acuerdo, y no de diferencia. Esto hará más claro y fluido el arribar a un resultado satisfactorio. 

Estos elementos de comunicación efectiva harán que las diferencias de opiniones no deban terminar siempre en peleas, pleitos o en cosas mucho mayores, como una guerra. Y además, permitirán que todos los involucrados se sientan mucho mejor que al comienzo.

Es posible que de arranque lleve algo de práctica y necesite la ayuda de un facilitador profesional para encauzar el diálogo; luego, se adquiere la destreza de buscar el bien mayor y se la incorpora naturalmente en todos los ámbitos de la vida. 

Recuerda: “Las opiniones son como las narices: Todos tenemos una”. Así que es normal tener discusiones y puntos de vista diferentes. Lo fundamental es querer salir del círculo vicioso del “toma todo” (como en el juego de la pirinola), para concentrarnos en obtener otra cara de este dado: “todos ganamos”

Fuente del Artículo:https://www.entrepreneur.com
 

Reflexión para la vida


elaborado por:escritos para la vida