“La segunda prioridad mata
siempre a la primera…salvo que forme parte de ella”.
Un mundo feliz es aquel en el que
las personas ven diferentes acciones como caminos paralelos y compatibles.
Importa más el camino que saber hacia dónde llevará. En este mundo, cabe todo.
El mundo feliz es ordenado y pacífico. En él los días son de veinticuatro horas
y hay tiempo de todo.
El mundo real, por el contrario,
es aquel donde habrá que elegir, si queremos conseguir cosas. En éste mundo,
dar por hecho que se puede ser eficaz y no molestar a nadie tiene algo de
utopía. No todo cabe y hay caminos que no llevan a ninguna parte. Es
conflictivo. Las acciones se atropellan, las personas se cansan y un día tiene
de seis a catorce horas, según la edad o salud del individuo.
Un fenómeno social en auge es
pretenderlo todo. Se tiene muchos objetivos. Aquellos que conocen por
experiencia o por intuición el mundo real no son así. Tienen prioridades.
La diferencia es fundamental. El
primero solo responde a la pregunta de ¿Qué quiero hacer? En cambio el segundo
responde a dos preguntas: ¿Qué quiero hacer? y ¿de qué he de prescindir?
Para el primero alcanzar el
objetivo es gratis, el segundo, no obstante, reconoce que tendrá que pagar un
precio. El coste de hacer una cosa es abandonar otra.
A partir de aquí el autor llega a
su lista de conclusiones de aplicación inmediata:
1. La prioridad se debe lograr en
su totalidad. No podamos quedarnos a medias.
2. Cuando tengamos varias
prioridades, hemos de plantearnos si se pueden o no incluir como parte de la
prioridad principal; esto es, si se pueden satisfacer de camino a la prioridad
principal a coste razonable y en tiempo prudencial.
3. Si no se cumple el punto
anterior, es porque son incompatibles por razones de propósito, de coste o de
plazos.
4. Las incompatibilidades por
razones de propósito, hay que descartarlas por definición. Las
incompatibilidades por razones de coste a veces se podrán asumir si el precio
se puede pagar. Las incompatibilidades por razones de plazo suelen ser
intocables y si no se descartan suelen llevar a un cambio de prioridad
(Babalum: un cambio muchas veces no reconocido de forma explícita).
5. La forma de identificar
segundas prioridades es fácil, ya que de por sí no consiguen el objetivo.
6. Tener terceras o cuartas
prioridades es frecuente y se corresponde con una concepción del mundo feliz,
pero producen confusión y no llevan a ninguna parte.
Colaboración del Asesor: Lic. Alberto Burgos Luengas
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